«El alma gemela de Jesús»

«El alma gemela de Jesús»

ÁNGELA PEÑA
De repente, María Magdalena se ha puesto de moda. Pero no como todos los años en Semana Santa, viéndola derramar perfume sobre los pies de Jesús, rechazada por pecadora y liberada de culpa por el Maestro, en La Pasión de Cristo. Ahora sale a relucir una relación que aunque presuntamente real y conocida, fue durante siglos el misterio mejor guardado de la historia: afirman que no sólo fue la discípula preferida del Nazareno, sino su esposa. Dicen que también es una santa.

«La adoración a María Magdalena se ha llevado desde muy antiguo en secreto y con profunda devoción. Hay quien sostiene que la misteriosa Virgen Negra, hallada en gran número de iglesias o catedrales de Francia y España, es en realidad María Magdalena. La corriente oculta de devoción a ella se remonta a muchos años atrás, pero ahora está subiendo a la superficie», expresan los recientes editores del libro María Magdalena, El alma gemela de Jesús, escrita por Elizabeth Clare Prophet.

«Gran parte de lo que hoy día está saliendo a la luz sobre María Magdalena procede en buena medida de las doctrinas católica y protestante. Al abordarla desde un punto de vista distinto, la historia de la persecución dentro del cristianismo se explica más fácilmente: las Iglesias han sentido con frecuencia la amenaza del poder que encierra lo divino femenino tanto en el hombre como en la mujer», agregan.

El prefacio de los editores es más que la presentación de un libro. Incluye la rica bibliografía reciente sobre el tema, reproduce aseveraciones que comenta. La autora, por su lado, se basa en los evangelios de Lucas, Juan, Marcos, el Génesis, Corintios, para avalar sus hipótesis pero, más que eso, profundiza en supuestas reencarnaciones de la que llama «el alma gemela de Jesús».

Entre los autores referidos por los editores están Michael Baigent, Richard Leight y Henry Lincoln quienes en El enigma sagrado escriben que «Jesús era el heredero legítimo al trono palestino, se casó con María Magdalena, tuvo varios hijos y huyó a Cachemira, India o Alejandría (Egipto), después de la crucifixión. En el ínterin, Magdalena y el resto de la familia buscaron refugio en el sur de Francia, donde los descendientes de Jesús se erigieron en los fundadores de la dinastía merovingia de reyes franceses…».

Aclaran los editores que el amor entre Jesús y María Magdalena «no se circunscribía a una relación de carne y hueso». Casados o no, «el registro interno revela a las claras que María Magdalena era la llama gemela de Jesús, y juntos compartieron un amor absoluto y profundo, el cual se prolongaba más allá de esa vida hacia la eternidad». Para ellos, fueron varias las mujeres que formaron parte del círculo más íntimo del Buen Pastor, «lo cual constituyó una radical liberación de ella en ese tiempo. Sin embargo, pocas estaban preparadas para aceptar esa liberación, de modo que las enseñanzas de Jesús sobre la mujer no llegaron a ser parte integrante de la Biblia. Gran cantidad se perdieron, y no ha sido hasta hoy que se han ido redescubriendo». Autora y editores reiteran el hecho de que María Magdalena fue la primera en ver al Cristo resucitado. Aludiendo a la polémica que suscita la idea de que ella y Jesús estuvieran casados se preguntan los editores «¿Es preciso que Jesús sea tan diferente a nosotros para ser inaccesiblemente perfecto? Y en cualquier caso, ¿por qué la perfección habría de implicar no estar casado?

Al margen de los libros, por Internet llegan abundantes mensajes, como el evangelio de San Felipe, que habla de las tres Marías. ¿Por qué ahora tanta literatura sobre esta presunta relación casi desconocida, y de ser cierta, olvidada, ocultada o muy bien preservada? En María Magdalena, El alma gemela de Jesús se declara: «María Magdalena vivió, y todavía vive. Y ya es hora de que se revelen los secretos de su vida».

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