El almacén caribeño de las drogas

El almacén caribeño de las drogas

 La frecuencia con que las autoridades dominicanas están interceptando embarques de drogas que provienen de las costas caribeñas del norte de Colombia y Venezuela, revela una particular estrategia de los narcotraficantes, que consideran a las dos naciones de la isla de Santo Domingo, como el mejor punto para el trasiego hacia los mercados europeos y norteamericanos.

 Trasciende la frecuencia del descubrimiento de las embarcaciones ligeras, que equipadas con poderosos motores fuera de borda y buenas reservas de combustibles, llegan a la costa sur al este de Santo Domingo. La vigilancia aérea y marítima de  fuerzas combinadas dominicanas y de Estados Unidos impide que descarguen sus drogas, que confiscadas rápidamente, son incineradas para evitar que se extravíen en los depósitos oficiales, ya sea de la Policía,  la Marina,  de la DNCD  y ni se diga del INACIF.

 Esa frecuencia del descubrimiento de importantes alijos de droga, estimula la sospecha, ya conocida, que por cada embarque de drogas que se intercepta e incauta, por lo menos, más de dos  llegan sin problema  a su destino. Hasta hace unos pocos meses, las embarcaciones en su mayoría eran descubiertas al llegar a la costa sureña desde la desembocadura del río Nizao hasta la del río Yaque del Sur,  pese a la existencia en la bahía de Las Calderas de una base naval, que sin barcos ni combustible, era poco lo que podía hacer para cumplir con su labor de vigilancia y protección de las costas dominicanas.

 El cambio de destino de las embarcaciones  de los narcotraficantes, desde el río Ozama hasta Cabo Engaño, indica que la presencia del puerto Modal de Caucedo y los aeropuertos internacionales de Santo Domingo, de La Romana  y de Punta Cana son mucho más atractivos para que la droga llegue sin muchos inconvenientes, se almacenan  a esperar el momento para el embarque hacia su destino final norteamericano o europeo.

Se nota, por esa acelerada detección de embarcaciones  con drogas, que hay una dinamización del mercado de las drogas por un aumento de la demanda insatisfecha en los países consumidores,  y que no importa el nivel de riesgos, los beneficios que se reciben hacen olvidar los inconvenientes, cuando algunos embarques provenientes de las costas  colombianas y venezolanas son interceptados por las autoridades.

 Se ve que existe una poderosa red local de amplio respaldo a todos los niveles que permite ese trasiego, que sus centros de operación se ubican en lujosos resorts, villas  o residencias en torres lujosas que les otorga  un encubrimiento  formidable para evitar que se descubran ya en tierra dominicana, al menos que no ocurra una denuncia como seguro ocurrió con el avión francés  que iba a salir de Punta Cana hacia Francia con una voluminosa carga de drogas.  Lo preocupante de la frecuencia de tantos descubrimientos de embarques de drogas por la costa sur,  en los aeropuertos o en el Puerto Modal de Caucedo, es la percepción de que sectores muy poderosos se han infiltrado en casi todos los estamentos de la vida dominicana, en donde las relaciones contribuyen a proteger ese negocio. Para esto ya los  Estados Unidos han puesto sus ojos de preocupación y de vigilancia cercana sobre la isla,  y a cada momento otorgan préstamos o hacen donaciones para estar más al tanto del comportamiento de los sectores que se relacionan con el control del mercado de las drogas  para evitar  indelicadezas de inclinarse hacia un dinero fácil.

Y no debemos sonrojarnos, porque es una realidad, las evidencias cotidianas del blanqueo de dinero en la proliferación de negocios, que si bien algunos  han quebrado, otros siguen tan campantes  ofreciendo todo tipo de artículos de lujo, solo asequibles a quienes disponen de un dinero para  gastarlo rápidamente.

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