El altísimo costo del  transporte

<STRONG>El altísimo costo del  transporte</STRONG>

El transporte de pasajeros resulta excesivamente costoso en este país, y no necesariamente por los precios de los combustibles, sino por las distorsiones que median en este servicio. Ahora mismo, varios sindicatos amenazan con incrementar los precios de los pasajes, basándose en el argumento de que los carburantes han aumentado de precio. Pero un número altísimo de choferes movilizan sus vehículos con GLP, que tiene varias semanas anclado en el mismo precio por galón. Otro número, considerable también, opera con gasoil subsidiado por el Estado. Por mucho tiempo, los distintos gobiernos han estimulado y subsidiado el transporte más costoso por su ineficiencia, por la manera caótica que opera.

  No es posible que se admita que los sindicatos de choferes provoquen alzas abusivas en el transporte. En la reforma tributaria reciente se anexó a los precios de los combustibles un impuesto que alimentará un fondo para renovar la flotilla de vehículos del transporte de pasajeros. No puede ser que, además de ser favorecidos de esa manera, los sindicatos de transportistas pretendan exprimir más el bolsillo de los usuarios del pésimo servicio que ofrecen. Tenemos un transporte caro por ineficaz y por los recortes de rutas que hacen antojadizamente los choferes. Las autoridades tienen que asumir la tarea de adecentar el transporte y frenar los abusos que se cometen contra los usuarios.

Este es un país confiable

El diferendo surgido por aspectos del contrato entre el Estado dominicano y la firma canadiense Barrick Gold despertó en algunos sectores un revuelo que pretendió ser aprovechado para cuestionar las garantías jurídicas ofrecidas por el Estado a todo el que invierte en este país. Y ese revuelo, en vez de lograr su cometido no muy santo, ha servido como un sondeo que ha puesto de manifiesto la confianza que este Estado inspira en los inversionistas.

Varias empresas extranjeras han dicho que confían en las garantías de este país y le han puesto cifras impresionantes a las inversiones futuras que tienen en carpeta. Venezolanos, por citar un caso, han preferido nuestras garantías a las de su propio país para invertir grandes capitales. Entidades especializadas en Derecho Internacional dicen no ver riesgos de que el caso Barrick Gold vaya a deteriorar  las garantías. Definitivamente, este es un país confiable.

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