Cuando yo era “Un novato”, hace 36 años, conocí a Álvaro Arvelo hijo y fuimos compañeros en la transmisión de Grandes Ligas de “Deportes Barceló” de Telemico, Canal 5.
Antes de cada transmisión, yo preparaba decenas de hojas repletas de estadísticas y temas del momento para usarlo en la transmisión.
Un día, le dije a Alvarito: “Don Alvaro, yo quiero compartir con usted estos datos y le propuse darle una parte de las hojas que llevé”.
Alvarito me miró, y me dijo: “Buen gesto tuyo, pero te propongo algo mejor”.
“Tu te vas a concentrar en los peloteros de ahora, y yo hablaré de los de antes”.
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¡Me pareció perfecto!
Si yo decía que Bernie Williams era un gran center field de los Yankees, le preguntaba por otros grandes de esa posición en NY.
Y entonces Alvarito venía y se botaba con la parte histórica. En las pausas comerciales, le pedí algunos consejos, y le confié que estaba recibiendo muchos golpes de gente que no quería que yo progresara.
Me contestó:
“Eso es normal. Era así antes, ahora, y será así siempre. La envidia y los celos son parte del ser humano”.
Pero le reiteré, ¿entonces qué hago?
Y me respondió: “Ignora a todo el mundo, y concéntrate en tus metas, que al final te impondrás.
Ya siendo una estrella en el “Gobierno de la Mañana” de la Z-101, siempre resaltó mi trabajo.
Me dedicó dos columnas “Cápsulas” en El Nacional, y me bautizó como “El rey de la radio deportiva”.
Lo recordaré como alguien solidario, leal, capaz y excelente amigo.
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