Estuvimos la pasada semana en la hermosa ciudad de Vancouver en Canadá, participando en el Mitin Anual de la Academia de Neurólogos Norteamericanos. Este es el evento de la especialidad de las neurociencias más concurrido y actualizado, fuimos invitados gentilmente por los Laboratorios LAM. En dicho evento, tuvimos la oportunidad de revisar aspectos de la neurología de los que “conversaremos” con nuestros amables lectores. La ocasión de estar junto a los que sí pueden investigar sobre las migrañas, las epilepsias, el Párkinson, los “derrames”, etc. Nos permite un intercambio de ideas y experiencias que son gratificantes, amén de también disfrutar cual “sibarita” de la exquisita cocina de esta ciudad, que también comentaremos.
Conversamos con dos de las autoridades en este campo, los doctores Steven Dekosky y Donald Petersen, acerca de los avances para el diagnóstico temprano de la enfermedad de Alzheimer, enfatizando en sus ponencias que es posible hacer el diagnóstico de la enfermedad muchos años antes de que se exprese clínicamente con la pérdida de la memoria o conductas cuestionables, empleando para ello marcadores cognitivos y biológicos y buscando un patrón de alteración para potencialmente ofrecerles una intervención farmacológica oportuna que retarde la aparición de la enfermedad. Sabemos que más de 20 millones la padecen en el mundo y que a partir de los 65 años, su frecuencia se duplica cada 5 años, afectando el 30% de los mayores de 85 años.
La característica principal de esta enfermedad es la pérdida de la memoria que afecta la comunicación, el aprendizaje, el pensamiento y el razonamiento. Aunque los síntomas de la enfermedad pueden ser variables, se podrían agrupar en tres esferas: la cognitiva, la conductual y la funcional, sufriendo todas un progresivo empeoramiento. Los primeros síntomas de la enfermedad comienzan normalmente con la aparición de pequeños olvidos frecuentes, que se engloban dentro de los síntomas del “deterioro cognitivo leve”, lo que se considera su primera etapa. En esta fase de la enfermedad se produce la destrucción de neuronas en una determinada parte del cerebro que se llama hipocampo, que se encarga de controlar la memoria. Se acepta que si se nos daña la llamada zona entorrinal, situada dentro de ese vecindario neuronal en nuestro cerebro antiguo, perdemos todas las memorias del órgano rector. Con la pérdida de las neuronas del hipocampo la memoria a corto plazo empieza a fallar y se deteriora la capacidad de la persona para realizar tareas sencillas (repite las cosas, episodios de desorientación, se enlentece).
A continuación, el deterioro afecta a la corteza cerebral y como consecuencia se reducen las capacidades lingüísticas y de razonamiento de las personas. Los pacientes, además pueden sufrir cambios de personalidad, arrebatos emocionales y conductas perturbadoras, que se hacen cada vez más frecuentes a medida que avanza la enfermedad. Finalmente, se afectan otras áreas del cerebro, que se atrofian y conducen al paciente a un estado vegetativo (encamado) hasta el fallecimiento. Ese es uno de los aspectos más dolorosos de la enfermedad, para el paciente que vuelve a ser niño, totalmente dependiente. Los familiares del paciente también comúnmente desarrollan y padecen la atormentadora dolencia conocida como el “Síndrome del Cuidador”.
Sobre los cambios mencionados del lenguaje, la revisión médica más actualizada sobre el Alzheimer y las afasias nominales, la hace el equipo liderado por Robert Preidt de la Universidad Northwestern, en Chicago, con una nueva tecnología, la llamada “Imagen TEP de Amilode” (MedlinePlus, marzo, 2016) y presentado en el congreso neurológico de Vancouver. Demostraron cambios cerebrales tempranos con numerosas placas amiloides, las que producen la temida enfermedad, en pacientes que hacían afasias tempranas. La afasia, es cuando usted quiere nombrar algo y no encuentra el nombre correcto. Ejemplo, usted dice se usa para beber, “sí ombe para tomar agua”, pero no logra decir “vaso”. A esos pacientes que presentan esos síntomas los inicio de inmediato en Neurobiot 1.5 mgrs., con muy buenos resultados.
Se ha determinado con varias pruebas neuropsicológicas (test de gabinete), que hay personas propensas a padecer la enfermedad de Alzheimer y en ese sentido hay personas que aun sin tener una disfunción evidente en su diario vivir, ya están afectados por un declinamiento importante de su memoria, que únicamente se detecta mediante estas pruebas psicométricas. No espere usted el temido deterioro.