Invitado por la Cámara de Comercio Dominico-Suiza y los Laboratorios Novartis, tuve una disertación acerca de la modernidad en la enfermedad de Alzheimer. Hemos tratado el tema en ocasiones anteriores, hoy conversaremos de las dos novedades existentes en el campo de las demencias, esta temida enfermedad de la memoria que nos deteriora mentalmente, nos convierte en seres desconectados de toda nuestra razón de ser.
En los salones de la biblioteca de la Universidad Pedro Henríquez Ureña (UNPHU) se llevó a cabo la actividad científica. En la oportunidad, debo reconocer que sentí una gran nostalgia, pues impartí por muchos años la cátedra de neurología en esos salones. Al regresar al país heredé muy honrosamente como profesor de esta asignatura al ilustre neurólogo Dr. Juan Santoni Mendoza. Los recuerdos son como el buen vino, que cuanto más pasan los años, saben mejor los recuerdos. Por eso es tan cruel esta enfermedad de la memoria.
La teoría más moderna en la producción de esta enfermedad, son los oligómeros, elementos solubles que están formados por grupos muy pequeños de moléculas de amilode-beta que son las placas degenerativas que dañan las neuronas. Estos oligómeros son estructuras de proteínas lo suficientemente pequeñas para flotar en el fluido cerebral. En el Annals of Neurology, de septiembre del 2012, el Dr. David Brody confirma que estos oligómeros son los causantes del deterioro neuronal. Más adelante en junio de este año en el Proceeding of National Academy of Sciences, un grupo de neurocientistas de la Universidad de Cambridge han identificado el activador catalítico para la aparición de la enfermedad de Alzheimer y cómo estas proteínas deterioran las neuronas, produciendo cambios de las células cerebrales mediante el proceso de nucleación, abriendo otra vía para detectar temprano ese catalizador molecular en el que subyace la enfermedad.
En base a estos avances de diagnóstico, imaginemos que por una inhalación nasal podamos enviar partículas metálicas microscópicas dentro del cerebro para destruir esos oligómeros que producen el Alzheimer. Esa es la tecnología del futuro para la cura del Alzheimer y otras enfermedades degenerativas como el Parkinson. Esa tecnología prometedora es la nanotecnología, la que me comprometo a comentar próximamente. No es ciencia ficción, esta manipulación microscópica, ha sido desarrollada por el neurocientista William Klein y el nanotecnólogo Vinayak Dravid de la Universidad de Nortwestern, Inglaterra. Se utilizará para enviar a los órganos partículas microscópicas como óxido de hierro que, unidas a medicamentos, servirá de terapéutica en el cerebro y el organismo (Scientific American, julio-agosto 2013).
A los amigos suizos presentes, les hice el símil de que la enfermedad de Alzheimer deteriora el cerebro erosionándolo como los grandes ojos que tienen los quesos suizos, en particular su rey lácteo, el Emmenthal. Recuerdo gratamente cuando visitamos una fabrica artesanal del exquisito queso, en el Cantón Bern en el valle de Emme en Suiza. Nos hospedamos en el hotel Hirschen, para ir a esquiar a los Alpes Suizos, mi efímera carrera como esquiador empezó y terminó ahí, por las repetidas caídas. Disfruté la exquisita comida del acogedor hotel, degusté una Raclette de quesos con un exquisito tinto Blaise Duboux. Son muchos los encantos de la romántica y enternecedora Suiza. Mientras llega la tecnología comentada, seguimos usando para el Alzheimer la rivastigmina (parches o Neurobiot) ¡Vielen Dank! Muchas gracias.