“El amor cultural de las diferencias”

“El amor cultural de las diferencias”

DELIA BLANCO

Hemos aprendido desde que llegamos a este mundo, que las diferencias son instrumentos mayores de empoderamiento al crecimiento humano. Por encima de todo lo que nos lleva a diferir, es apasionante poder motivar elementos de convergencias que pueden crear complementariedades.

Qué sería el Reino de España sin su puzzle de autonomías . Después de tantas luchas, guerras y conflictos, hoy, los españoles viven en una búsqueda constante de convivencia por encima de los tiroteos separatistas e independentistas del pasado que todavía rugen en el presente.

La democracia en la península Ibérica no puede seguir adelante sin considerar la complejidad de los gobiernos autónomos y la excepción catalana en sus reivindicaciones. El desafío, es grande, inmenso, difícil, la apuesta está en llevar las diferencias y las excepciones con la voluntad de todos.

Estas diferencias han dado nacimiento a una cultura, diversa y múltiple que atrae al mundo. Es maravilloso hoy llegar por el País Vasco, detenerse en Ondarribia, también llamada Fuenterrabia y compartir en la Marina con los pescadores con túnica azul, pañuelo negro en el cuello y boina ancha.

En ese maravilloso norte llegaremos a Bilbao, para pasar días enteros en el Guggenheim, Museo abierto al mundo que desde New York, nos ha ofrecido siempre las más altas apuestas de la modernidad. Por orillas del Nervión oímos la musicalidad de la lengua euskera que transmite el mismo ritmo al castellano hablado por los vascos, y eso es delicioso, sentir, oír la lengua de castilla con la resonancia de la lengua materna de Unamuno y Pío Baroja.

Pasaremos en nuestro camino de peregrinos de la tierra por la tierna y suave Asturias, con su generoso verdor y riquezas de una tierra labrada con el amor de sus gentes de ser hijos orgullosos del Principado. En Oviedo, en Gijón correremos por todas las calles de los cascos viejos para compartir con un pueblo sellado en la tradición del trabajo y nos encontraremos con jóvenes que hablan el bable con gusto y naturalidad compartiendo tapas mojadas de sidra.
Sentiremos el progreso, la evolución de una tierra obrera y campesina que pudo con la honra del trabajo existir con su excepción dentro del Estado.

Es en ese norte que aprendimos el amor de las diferencias entre tierra adentro y altamar.

La figura del apóstol Santiago nos llevó a Galicia pasando por tierras desconocidas como la dulce ciudad de León.
La geografía de la península Ibérica es un conjunto de diferencias que construye una diversidad cultural llamada al diálogo permanente, creando un potencial humano inédito, identificado en las diferentes tradiciones y lenguas. Estamos conscientes de todos los conflictos y guerras que se impusieron hasta lograr la convivencia.

La geopolítica contemporánea todavía nos identifica conflictos que dividen, que separan, que anulan y rompen la integridad humana. Conflictos que están en pie por razones de pertenencia religiosa e ideologías políticas.

Sin embargo, los artistas, los escritores, los intelectuales, luchan por construir una cultura de paz. Ese movimiento ha tomado muchos compromisos a partir de la posguerra , han nacido espacios dialogantes, para concertar y compartir soluciones, como “Le mouvement des artistes pour la paix”, Movimiento de los artistas por la paz, le Tribunal Russel, movimientos donde se destacaron intelectuales como Edouard Glissant, Atahualpa Yupanqui, Neruda, Picasso, Senghor, tantos que quisieron establecer democracias con consentimiento y empoderamiento de las diferencias.
Sigo pensando que la intelectualidad y el arte son las mayores armas para lograrlo. Para ello importan las voces capaces de buena fe.

La concertación y la negociación no pueden estar ajenas al esfuerzo del conocimiento y la reflexión.
Vivimos en una isla compartida por dos soberanías con identidad propia, con un potencial diferencial inmenso.

Las debilidades institucionales de Haití han llevado a su pueblo a un retroceso nunca visto, a una crisis sin precedentes y a la caída en un abismo inesperado.

IVAN TOVAR

Las autoridades dominicanas han tenido que enfrentar con coraje y valentía los riesgos de ese abismo. Lo han hecho con responsabilidad, asumiendo el derecho de sus límites tanto fronterizos como económicos y humanos. Hemos asistido al valor de periodistas y comunicadores que se desplazaron hacia la frontera para analizar, ver, observar y comprender una situación imposible de hacerla durar. República Dominicana por encima de toda su buena voluntad no puede sola.

La isla tiene un potencial de diferencias inmensas en sus lenguas, su cosmovisión, su espiritualidad, su desarrollo y su historia.

El límite es un elemento de formación e interpretación, los haitianos deben entender sin recelos que su territorialidad tiene un límite y que dentro de ese límite podrían impulsar una dinámica de ocupación territorial de sus propios espacios regionales para educar del otro lado de la frontera una perspectiva de desarrollo con hospitales, zonas francas, escuelas, negocios que asuman una visibilidad del ordenamiento territorial portador de respuestas regionales dentro de la República de Haití, sin abusar, ni saturar el diálogo humano transfronterizo.

Hoy más que nunca entendemos que no puede haber cooperación, ayuda, solidaridad sin que los que vayan a tomar mando de la situación en Haití no entiendan que deben llegar hasta el límite de la frontera para ordenar las regiones del Cabo Haitiano y Fort Liberté proponiendo un plan de desarrollo para sus pobladores.

Hoy día República Dominicana está cumpliendo con el mayor esfuerzo de colaboración para evitar una crisis peor.
Cuando en un futuro que deseamos cercano dejen al pueblo de Haití empoderarse del camino de la democracia y la convivencia con el respeto democrático esta isla entrará a un nivel ejemplar de cultura diversa y plural en el marco de los desafíos del siglo 21.

MIGUEL DE UNAMUNO, UNAMUNO , OLEO DE IÑAKI MASSINI PONTIS.

Para ello se necesita comprender las urgencias frente a las necesidades inmediatas y del futuro. Vale la pena apostar por la singularidad de esta isla que contiene desde el origen uno de los potenciales culturales más intensos del Caribe.
Los políticos no podrán hacerlo solos, ni tampoco todos, los artistas y los intelectuales tendrán que poner la mano con la buena fe del respeto de dos soberanías admirables.

Ahora mismo la diáspora artística e intelectual de Haití repartida en Canadá, Francia, Estados Unidos, Europa podrían alimentar foros de reflexión y entendimiento para contribuir a una solución internacional colectiva que establezca las diversas etapas de esperanza para el pueblo haitiano.

Debe entenderse que República Dominicana está haciendo todo lo que puede y más…

Esta es una oportunidad extraordinaria para hacer de la isla un ejemplo de diferencias y potenciales que se respeten dentro de los límites de su territorialidad económica, humana y cultural.

Me lleno de esperanza pensando que mañana las madres haitianas tendrán el derecho y la posibilidad de dar a luz en su propia tierra, que los enfermos con necesidad de diálisis podrán ser asistidos en sus hospitales. Sueño con poder vivir en una isla balanceada por el equilibrio de las diferencias y el respecto de las soberanías.

Pero hoy más que nunca, Haiti necesita levantar la voz de sus intelectuales, artistas y profesionales repartidos por el mundo para reclamar la ayuda internacional, porque tiene que ser internacional.

Sueño con poder de nuevo vivir ese amor de la diferencia cultural y humana que convergen en una complementariedad excepcional, insular única en el Caribe, Haití y REPÚBLICA DOMINICANA, dos pueblos, dos naciones cada una exclusiva, cada una soberana.

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