El amor, es nómada

El amor, es nómada

SONIA VARGAS
El amor es nómada y vagabundo. Hablo de ese amor que rechaza  cierto orden establecido y el discurso que lo racionaliza, del que quebranta las leyes humanas porque se encuentra siempre en el lugar de la ruptura del orden social.

El amor es el que aceptamos como el más grande albor de nuestras vidas sabiendo siempre que la separación nos espera en la esquina.

Lo quiero decir en otras palabras; en el amor el mañana es tan solo una posiblidad, justamente el amor odia esas promesas, las de eternidad, el amor odia los engaños y el calendario. Ese “amor mío. Te amaré para toda la vida” no es si no un fantasma, una ilusión que calma nuestras ansias frente a la incertidumbre y la carencia porque, y en el fondo, lo sabemos todas y todos, el amor es eterno solo mientras dura, como lo decía el poeta.

De una manera más dura, dice Gabo con su famosa sentencia al amor, cuando declara que el corazón tiene más habitaciones que un hotel de putas.

Y así entiendo que tiene que ser el amor. Lo han dicho también miles de poetas que saben de amor. Lo han expresado millones de obras de arte; el amor ha sido tema principal de obras de teatro, de telenovelas, de películas. En fin, literatura universal.

El amor ha sido la interpretación de todo alrededor de la tierra, en nombre del amor se ha creado el mundo, en fin el amor como principio y como fin, todos queremos un amor. Lo que nunca tenemos claro qué tipo de amor, pero tener un amor renueva las células, y te hace circular mejor la sangre, tener un amor es nacer de nuevo.

Gracias a ese amor, nómada y vagundo, existen miles de manuales que tratan de domesticarlo, millones de antídotos para aprender a ser fiel, multitudes de Doctores del amor, desde célebres psicoanalistas, para sanar ese mal de amor, pero nada, el amor no se deja domesticar, no se deja enclaustrar en una jaula normalizadora, porque sabe que ahí muere lentamente de sed y de tedio.

Cada vez que nos enamoramos, revivimos de nuevo, nuestra piel resplandece, los ojos brillan , el corazón late más fuerte, los días son más hermoso, las horas son más largas, cuando vamos a ver ese ser que habita en en estos momentos en ese corazón con tantas habitaciones.

Bueno, tal vez no hablo del amor que todos creen conocer el amor, que es ese amor, que se destine y se diluye con el matrimonio, porque tal parece que desde la modernidad el matrimonio había hecho concesiones al amor. Con este complicado asunto del amor me puedo equivocar, pues yo misma he confundido matrimonio con amor.

La posibilidad de amar aun cuando sabemos que el amor es un imposible. Por eso he amado. Por eso amamos, a sabiendas de que ese amor es una prueba y el lugar por excelencia de la fragilidad y de la vulnerabilidad humana. Pero es desde ese amor imperfecto, frágil y viajero, que nos construimos, como sujetos. Bueno para naufragar en este mundo, de tantas desgracias, si no se está enamorado, es más difícil transitarlo, cuando suspiramos por él o por ella, cuando ese cuerpo caliente reclama, exige, pide las caricias de ese amor, cuando sentimos una taquicardia producto de un acto amoroso, me van ustedes a decir que es fácil la vida sin un amor; el que esté libre de pecados que tire la primera piedra, y en nombre del amor, de los amores, de sus amores y mis amores, ¡que viva  el amor…!

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