¿El amor es regulado, pautado en nuestra cultura social?

¿El amor es regulado, pautado en nuestra cultura social?

POR TAHIRA VARGAS
 “El amor es , uno de los estados emocionales humanos más complejos e intensos. El saber antropológico sobre esta poderosa experiencia se encuentra en la infancia. La antropología necesita considerar tanto la realidad subjetiva de los estados románticos, manifiestos en el discurso y en el comportamiento, como la ambigua relación entre el amor personal y la obligación cultural”. (2000) (Thomas Barfield)

Estas afirmaciones que hace Barfield sobre el amor son el punto de partida de mi reflexión, la relación entre el amor como sentimiento y las pautas sociales y culturales que predominan en la sociedad dominicana. ¿Cómo se pauta el amor desde nuestra sociedad?

El límite entre lo personal y lo social es difuso en el amor. Al analizar las significaciones y dimensiones asociadas al amor culturalmente encontraremos una serie de pautas que permean esta experiencia afectiva y la convierten en una práctica normada por la cultura social del grupo de referencia o la sociedad de referencia.

¿CUÁLES SON LAS PAUTAS PRESENTES EN NUESTRA CULTURA ASOCIADAS AL AMOR?

En nuestra cultura social el amor está asociado a distintas dimensiones que se encuentran en el ámbito de lo implícito, lo oculto, lo supuesto .Amar es una actividad natural que supone a su vez una serie de matices que aparentan ser “naturales” pero que están pautados por “el deber ser” y que entran en permanente tensión con su propio ejercicio.

Algunos de estos matices son:

1. ASOCIACIÓN AMOR-INTERCAMBIO

Amar significa en nuestra cultura, dar-recibir. La oferta de “regalos” “favores” están asociados al afecto e implican una permanente reciprocidad. La desigualdad en el intercambio es sancionada con los juicios de valor sobre las personas que no dan “como reciben”. Estas expresiones de intercambio-reciprocidad implican servicios, objetos, acciones y afectan las relaciones de padres-hijos, familiares y parejas.

2. Diferencias  de género en el  ejercicio del amor

El amor en nuestra cultura no es neutral ni igualitario. El ejercicio y la práctica del amor están matizadas según el sexo . Las mujeres se “suponen” que son las principales agentes del ejercicio “amoroso” y se permite que las mujeres se expresen espontáneamente con besos, abrazos, caricias tanto entre ellas ( madres, hermanas, amigas) como con el sexo opuesto. Sin embargo, los hombres están sometidos al control social y no “deben” expresar físicamente el amor con su propio sexo únicamente con el sexo opuesto. A pesar de los posibles afectos que existan entre padres-hijos , amigos, hermanos , estos “deben” controlar sus expresiones. Lo que no ocurre entre hombres en otras sociedades.

Así tenemos que sólo un tipo de acercamiento físico está permitido entre los hombres, los abrazos. Esta permisividad de las expresiones físicas de amor entre sexo tiene sus dualidades. Ya que el ejercicio sexual tiene un sentido inverso. Las mujeres “deben ser” poco activas sexualmente y el hombre tiene “permiso” para expresarse sexualmente y tener una actividad sexual temprana. La relación entre amor-sexo tiene serias diferencias de género en nuestra sociedad, sólo existe para las mujeres no así para los hombres…

3. CONTROL SOCIAL DE LAS EXPRESIONES DE AFECTO EN EL ÁMBITO PÚBLICO

A pesar de que nuestra sociedad “permite” y “pauta” el amor desde expresiones físicas con caricias, besos y abrazos , controla y sanciona las expresiones públicas de este afecto. Así tenemos que “besarse” públicamente no está permitido , así como acercamientos íntimos entre parejas tanto heterosexuales como homosexuales.

Los casos de sanción pública a parejas que se besan o están “demasiado cerca” en parques y lugares públicos son innumerables en nuestro país.

Este control del afecto se muestra en la ausencia de espacios para las parejas que a su vez ha generado la presencia de espacios “ocultos” “clandestinos” “oscuros” para las parejas. Quizás una de las posibles causas de la proliferación de los llamados “moteles” esté relacionado con este sistema de control social del afecto.

4. RELACIÓN ENTRE EL AMOR –POSESIÓN– CELOS

Los celos son una de las expresiones supuestas del “amor” que se sustenta en normas sociales. Las reacciones de celos ante determinadas actitudes por la pareja así como sentimientos tienen que ver con la socialización y la cultura social. Podemos enumerar los motivos de celos entre parejas y encontramos que existe una clara diferencia de género entre ellos y por tanto son totalmente desiguales. Los motivo de celos en un hombre se suponen que no son los mismos en el caso de las mujeres. Los celos masculinos tienen un tejido social que los promueve basándose en las diferencias de lo público y lo privado en ambos sexos.

5. RELACIÓN ENTRE AMOR-VIOLENCIA

La violencia está justificada en nuestra conducta social con el amor y la pasión. Desde nuestras relaciones entre padres/madres-hijos(as) encontramos la presencia de los golpes, las pelas que están legitimadas socialmente. Estas manifestaciones de violencia se suponen forman parte del “amor” que sienten los padres por sus hijos e hijas y se “supone” que un buen padre o madre “debe dar sus pelas ” a sus hijos e hijas. Esta asociación entre amor-violencia que está presente en nuestra cotidianidad se reproduce en la escuela, maestros—estudiantes y en las relaciones de parejas heterosexuales, hombre-mujer. La magnificación de esta violencia se expresa en que la principal causa de homicidios a mujeres son producidos por su “pareja” que “supuestamente” la ama.

Estas dimensiones aquí descrita nos dejan en interrogantes sobre el limite entre el amor , su significación romántica-personal y su legitimidad social. Nuestra realidad nos muestra que el amor no es sólo un sentimiento personal que “llega sin avisar y se va sin decirnos nada” ( como dice la canción) sino que también está permeado, regulado, sancionado por normas y pautas culturales que controlan que este sentimiento mantenga expresiones diferenciadas de género y se reduzca a los ámbitos “ocultos” de la vida cotidiana .

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