El amor, platónico, misterioso y exigente

El amor, platónico, misterioso y exigente

Suele entenderse, con despreocupada ligereza, que el amor platónico es un concepto soñador de pensamientos hermosos y rebuscados que giran en torno a una especie de amistad asexuada y friolenta. Nada de eso. El amor platónico es el compromiso apasionado y disciplinado, dirigido hacia todo lo que es bueno, verdadero y hermoso, por lo cual constituye un camino noble hacia la bondad, la verdad y la belleza.

En el Symposium de Platón  -que es una obra maestra de arte y de filosofía-  tras una cena abundante y bien mojada con vino generoso en casa de Agatón, se inicia una conversación en la cual Fedro presenta  la  idea central de que el amor es un incentivo para la justicia y la acción moral y que el principio que deberá ser guía de los hombres que vivan noblemente, ni el nacimiento, ni el honor, ni la riqueza ni motivo alguno puede implantarlo tan bien como el amor. “¿De qué estoy hablando? Del sentido del honor y deshonor  sin el cual ni los Estados ni los individuos pueden realizar nunca un trabajo bueno y grande”.

Otro comensal, Pausanias, lo increpa  por no diferenciar suficientemente los tipos de amor  y le dice que “toda acción en sí misma no es ni bella ni fea; lo que hacemos aquí, comer, beber, discurrir, nada de eso es bello en sí, pero puede convertirse en tal, por la manera como se hace. Es bello si se hace conforme a las reglas de la honestidad, y es feo si se hace contra esas reglas. Lo mismo sucede con el amor; todo amor, en general, no es bello ni laudable si no es honesto”.

La visión platónica del amor es, como podemos ver, muy amplia. Unas veces  -en Phaedrus- lo considera como una locura, otras veces, en la misma obra, como  “un dios poderoso” y no andaba descaminado, porque el amor es un gran misterio.                          

Podría decírseme, con razón, que todo es un misterio ¿qué no lo es?  El transcurrir de la historia, el destino, con sus muecas burlonas y sus ocasionales sonrisas cariñosas que suelen confundir  a tontos y a sabios, a jóvenes y a viejos…todo es misterio, es caminar pisando tinieblas.

Hay que señalar, no obstante, que lo aconsejable en torno al amor es procurar  que sea honesto, lo cual no significa que carezca de variaciones  en sus formas de expresión, porque todo se mueve, pero se mueve alrededor de su verdad intrínseca.

Ha de procurarse la honestidad en el amor. Y en su emparentado sentimiento que es la amistad, de la cual decía Marco Tulio Cicerón  (106-43 a.C)  el eminente orador, político y filósofo romano, que “El primer precepto de la amistad es pedir a los amigos sólo lo honesto y únicamente lo honesto hacer por ellos”.

Aún más se aplica en la relación amorosa.

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