El amor posesivo por unas ruinas

El amor posesivo por unas ruinas

El carácter tan extrovertido y hospitalario de los dominicanos se manifiesta con todo su vigor a la hora de defender propiedades o símbolos del pasado histórico que los hace empoderarse de las mismas, y con celo de madre protegiendo su criatura, enfrentan a quienes creen les van a ser daño al símbolo de lo que es su tesoro.

La reacción abrumadora de protección a las ruinas de San Francisco, por parte de los profesionales y la ciudadanía en contra del proyecto que Turismo seleccionó para modernizar las ruinas, llevándolas a ser un centro utilitario y atractivo que reviviera esas ruinas dormidas y en proceso de desgaste y desaparición, demuestra la pasión que cada dominicano alberga en su interior a la hora de defender sus patrimonios, aun cuando no reporten ningún beneficio y nadie se acuerde de ellas, tan solo a la hora de que alguien quiera llevar a cabo alguna tarea de recuperación y adecuación a las alturas actuales de los tiempos.

La conservación y recuperación de las ruinas de San Francisco ha estado en la mira de Patrimonio Cultural por mucho tiempo. Poco ha podido hacer por la carencia de recursos suficientes ya que es una institución huérfana de la atención oficial, y por tanto, es a la última que los políticos oficialistas se acuerdan de su existencia.

Un valioso arquitecto dominicano ha invertido parte de su vida profesional para estudiar, determinar y ver la mejor forma para la preservación y adecuación a los tiempos de las ruinas para evitar su deterioro, que a ojos vistas impacta en los visitantes, ya que no se le proporciona casi ninguna atención de limpieza adecuada y mucho menos un mantenimiento preventivo para cuidar las paredes, columnas y techos existentes que eviten un desplome en cualquier momento por causas de fenómenos naturales.

Los trabajos exhaustivos llevados a cabo por el arquitecto Víctor Bisonó le permitirían a cualquier institución cualificada en restauración de monumentos coloniales, llevar a cabo una obra de rescate y consolidación que le devuelva utilidad y belleza a esas ruinas que tanto interés despiertan y han creado barreras de protección en la opinión pública si alguien osara alterar sus actuales condiciones.

Por encima de tantos problemas importantes que agobian la vida de la comunidad dominicana, como la sequía, la invasión pacífica de los haitianos y la agresividad de sus protectores internacionales; la delincuencia, los precios de los combustibles que no bajan en consonancia de los precios del petróleo, el plantear ir en rescate de las ruinas de San Francisco es arar en el mar. Es un tema que no llama la atención, con excepción de los apasionados por las ruinas.

Estas en realidad deben conservarse, pero con una labor de estabilización y consolidación que le aumente su permanencia en el tiempo. Una intervención masiva e inadecuada, que a ojos vista era lo que MITUR pretendía hacer sin la participación de los languidecientes organismos de preservación de monumentos y de ruinas coloniales. El Ministerio de Turismo debió llamar a esos organismos responsables como Patrimonio Cultural o ICOMOS para la formulación correcta de los proyectos de rescate de las ruinas o conservación de las que todavía existen pero en muy mal estado.

Ahora que existe el interés por el futuro de las ruinas del monasterio es importante determinar qué trabajos de consolidación, rescate y adecuación deben llevarse a cabo, sin la majestuosidad que propuso el arquitecto Moneo, que en su propuesta hasta era necesario arrasar con el vecindario pobre de San Antón aledaño a las ruinas para que pudiera, en un momento dado, ser receptor de cientos de visitantes en búsqueda de historia, tiendas, restaurantes, gift shops y espectáculos diarios de variedades artísticas.

Reformular el rescate de las ruinas del Monasterio de San Francisco es la acción más coherente del MITUR, dejando de lado la propuesta ganadora de Moneo del proyecto para que los expertos, en un ambiente de reflexión y discusión sensata, se llegue a la mejor solución para la consolidación y rescate de las ruinas y el país pueda exhibir un monumento colonial lleno de historia, completando una buena parte de lo que se ha llevado a cabo desde hace años, y para orgullo dominicano, en la calle de Las Damas, las catedral y demás iglesias, el alcázar, el Museo de las Casas Reales, etcétera.

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