El analista y el estadista

El analista y el estadista

El laureado ex Secretario de Estado norteamericano Henry Kissinger, Nobel de la Paz 1973, enseña a la luz de su ilustre carrera diplomática las diferencias entre el analista y el estadista. Las traigo a colación a propósito de ciertas impertinencias críticas dirigidas contra el histórico discurso del Presidente Danilo Medina, pronunciado frente a sus colegas de la II Cumbre de la CELAC, en La Habana, donde defendió la soberanía dominicana, exigió respeto para el país y respondió infundios racistas formulados por el CARICOM y Ralph Goncalves, primer ministro de San Vicente y Granadinas.

Dice el negociador de la guerra de Vietnam: “Los intelectuales analizan las operaciones de los sistemas internacionales, los estadistas los construyen. Y hay una gran diferencia entre la perspectiva de un analista y la de un estadista. El analista puede elegir el problema que desee estudiar, mientras que los problemas del estadista se le imponen. El analista puede dedicar todo el tiempo que juzgue necesario para llegar a una conclusión clara; para el estadista, el desafío abrumador es la presión del tiempo. El analista no corre riesgos. Si sus conclusiones resultan erróneas, podrá escribir otro tratado. Al estadista solo se le permite una conjetura; sus errores son irreparables. El analista dispone de todos los hechos; se le juzgará por su poder intelectual. El estadista debe actuar basado en evaluaciones que no pueden demostrarse en el momento en que las está haciendo, será juzgado por la historia según la sabiduría con que se haya enfrentado al cambio inevitable y, ante todo, por lo bien que haya conservado la paz”. (Henry Kissinger, LA DIPLOMACIA).

Las consideraciones del estadista Medina frente a la cuestión haitiana son distintas a las del estereotipado analista, capaz de servir a cualquier causa.

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