FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Hoy el Banco Central celebra un nuevo aniversario de su fundación y la fecha se convertirá en un hito de su existencia de más de 55 años. La razón es que al tropezarse con una economía vapuleada por los grandes errores de los pasados cuatro años, y con la distorsionante operación de los certificados de participación, bien aprovechados por los bancos comerciales, dejaron al país viendo una institución utilizando los inorgánicos para cubrir los fabulosos intereses de esos depósitos y una incontrolable tasa de cambio.
Poco a poco la situación se ha ido modificando, y el Banco Central con su Junta Monetaria, ha ido sembrando la confianza y la credibilidad que se necesitaba para confiar que la economía podría rescatarse, sin muchas de las onerosas condiciones del FMI, y que éste respetará las acertadas decisiones que se han ido tomando, pero contando con que el gobierno no se aloque, y en sus afanes clientelistas, no abulte la nómina pública, aún cuando se ha informado que se ha reducido en más de 39 mil empleados en los pasados 60 días.
El hecho de que se ha restringido el circulante en más de $5,000 millones de pesos desde el pasado 17 de agosto, revela un esfuerzo extraordinario y encaminado a amortiguar los golpeos continuos de los efectos de la quiebra de los tres bancos, que constituyen un lastre del cual deben salir los culpables, ya que no sería posible, ni aceptable, que se premien a quienes jugaron con los ahorros y confiabilidad de miles de clientes, que veían a los dueños de los bancos, disfrutando de una ostentosa vida de dispendio y golpeando a la cara de la pobreza reinante en el país.
Es el momento estelar del Banco Central, y sus actuales ejecutivos, han sabido aquilatar la gran responsabilidad asumida, y al tener el apoyo político necesario para aplicar las medidas de corrección, podrán enderezar la economía para lograr un creíble crecimiento, superior al 1%, cosa que en junio pasado se estimaba por debajo de esa cifra.
Las ventanas del progreso, como se decía en una promoción del gobierno anterior, es ahora que se abren, ya que se están viendo los resultados de las restricciones impuestas con la disminución de la oferta de los intereses. Esto contribuye a que la gente sienta más confianza en esos depósitos, que con los intereses más elevados, se corría el riesgo de que un momento a otro se iban a aplazar los pagos debido a que no era posible continuar poniendo en circulación dinero sin el respaldo suficiente.
El descenso de la prima del dólar, de lo cual se tejen las más diversas teorías y especulaciones, obedece a esa política restrictiva establecida que obliga a que el dinero en sobre abundancia no exista, y hasta el haberse elevado el ITBIS al 16%, se han convertido en un freno al crecimiento de la demanda, hasta que se normalice la economía. Se esperan ver las intenciones reales del gobierno de resolver los problemas que crearon los banqueros de los bancos quebrados, para los cuales deben llegar las sanciones como forma de consagrar las medidas de saneamiento que se han venido estableciendo, pero existen las dudas de que se les podría perdonar a esos ejecutivos bancarios sus deslices, al desfalcar la economía con más de $100 mil millones de pesos, cuya única víctima es el país.
Los desastres ocasionados por la tormenta Jeanne, el pasado mes de septiembre, se ha convertido en la base de un argumento que le permite al gobierno de retrasar la apertura de su válvula de escape de los gastos de capital, como lo reclaman diversos sectores de la economía, que ya quisieran ver una industria de la construcción floreciente y demandando insumos. Pero los esfuerzos están dirigidos a aliviar la pobreza con el programa de comer es primero, y con la ayuda de las medidas que la Junta Monetaria y el Banco Central están tomando para sanear a la economía, le permitirá que se abran las puertas del FMI como las del Banco Mundial y del Club de París, con más certeza de estos organismos de creer en la capacidad de quienes ahora dirigen las instituciones monetarias nacionales.
El país no está todavía en la ruta definitiva de un despegue, ya que los lastres del pasado, ocasionando pavor cuando a cada rato cuando afloran y son cada vez más escandalosos. Esto explica de como el derrumbe de la economía fue tan acelerado, por la corrupción que se extendió por todos lados, dejando las arcas oficiales exhaustas con prestamos que no se sabe el destino final, en que no solo se trata de los vehículos del plan Renove, sino que hubo un préstamo de señalización y protección vertical de las carreteras, en donde lo más curioso, es que sus inversiones ya son defensas destruidas y unas señales desaparecidas en las intersecciones de las carreteras con las vías secundarias, o el préstamo no aprobado por el Congreso para la compra de helicópteros de las Fuerzas Armadas.