El año de la educación

El año de la educación

Podemos asegurar, sin temor a caer en exageraciones, que el sistema dominicano de instrucción pública experimentó en el año 2014 a punto de finalizar un significativo progreso en relación a la calidad de sus servicios, y que es otra la imagen que antes se tenía de la escuela pública. Todo, debido al aumento de las partidas presupuestarias dedicadas al Ministerio de Educación.

Proyectos como el de Construcción y Equipamiento de Aulas, el de Capacitación y Formación de Maestros, el de Revisión Curricular, y el de Alfabetización de Personas Adultas marcharon a un buen ritmo. A pesar de ello, nos preocupa el hecho de que el Ministerio de Educación manejara este año un presupuesto sin precedentes de 109 mil millones de pesos, mientras que el del Ministerio de Educación Superior Ciencia y Tecnología fuera de apenas 11 mil millones de pesos, menos de una tercera parte del 1% del PBI. Y que para el año 2015 podría ocurrir lo mismo. ¿De qué nos habrá de servir el disponer a corto o mediano plazo de un subsistema público de educación preuniversitaria de calidad junto a otro de educación superior económicamente desatendido? De no corregirse a tiempo esas grandes desigualdades entre los presupuestos de ambos Ministerios, se producirían graves desequilibrios que podrían dar al traste con lo que hasta ahora hemos logrado. Ya comienzan a aparecen señales de que podría ser así. Este año, el número de bachilleres egresados de los liceos públicos aumentó de manera considerable.

La población estudiantil de la Universidad Autónoma de Santo Domingo aumentó a casi 200 mil estudiantes (la cuarta universidad más poblada de la América española). En su Campus de la ciudad de Santo Domingo ya no cabe ni un “mandado” Y, a pesar de los justos reclamos de sus autoridades por un mayor presupuesto, la UASD recibirá en el año 2015 un presupuesto igual al que recibiera en este año que recién finaliza de apenas 6 mil 491 millones de pesos.

Esto constituye un desconocimiento de lo consignado en el Pacto Nacional para la Reforma Educativa suscrito en abril del 2014 por el presidente Danilo Medina y por todo el liderazgo político nacional en lo referente a “ratificar el compromiso de ir incrementando los recursos públicos asignados a los tres subsectores de la función educativa conforme al logro de todo lo pautado en la Ley 01-12 de Estrategia Nacional de Desarrollo, y priorizar en una primera etapa los subsectores de educación superior y formación técnica profesional”. Ante el hecho cumplido de que el presupuesto que sometiera la UASD para el año 2015 de más de 11 mil millones de pesos no le fuera asignado, el presidente Danilo Medina podría, con fondos de la Presidencia, atender a las necesidades básicas de la Universidad Primada como la de contratación de más profesores, el equipamiento de su Biblioteca Central, la remodelación del Edificio de la Facultad de Humanidades, la instalación de algunos laboratorios, la terminación de cuatro edificios de aulas, el equipamiento del Comedor Universitario, entre otras, tal y como lo plantea el rector Iván Grullón Fernández.

A quienes por ignorancia o por mala fe plantean que las autoridades de la UASD deben conformarse con el presupuesto que el Gobierno le asigna a la Academia por menguado que éste sea, tenemos a bien recordarles que la masificación de la educación superior se desarrolló aquí a partir del derrocamiento del régimen de Trujillo no como un proyecto deliberado de los gobiernos, sino como una consecuencia de los cambios políticos que acontecieron más allá de todo control estatal; que la Constitución de la República consigna la educación como un derecho de todos (plural genérico) no como una especie de trata de bienes y servicios; y por, último, que la Universidad como institución está obligada a ser interactiva, visionaria y no simple espectadora a la distancia del devenir de los acontecimientos que afectan a toda la sociedad.

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