Desde que la balanza apareció, representada en el antiguo Egipto en numerosos bajorrelieves y papiros y se conoció el libro de los Muertos, que data del segundo milenio a. C., aparece la balanza de platillos, colgados de los extremos del brazo, para comparar el peso del corazón del difunto, símbolo de sus actos, con el de la pluma de la diosa Maat símbolo de Justicia.
Desde que Marrero Aristy escribió Over y de manera singular narra las penurias de los trabajadores cañeros, donde el pesaje constituía uno de los principales instrumentos de explotación y engaño, hasta hoy día, todas las balanzas necesitan calibración. Su uso constante produce desgastes que se constituyen en elementos de distorsión, no importa la honorabilidad ni la intención de quienes las utilicen.
Si no están bien calibradas, las libras no resultan de 16 onzas, ni los quintales de 100 libras, por eso mucha gente se queja por el peso de sus compras e incluso con las balanzas de los consultorios médicos, porque casi siempre hay divergencias con el peso de los pacientes.
Ahora bien, cuando las balanzas tienen que medir, no el peso corporal de las personas, sino las acciones llevadas a cabo por quienes han creado un esquema social con un conjunto de normas a las cuales se han comprometido a obedecer y cumplir en igualdad de condiciones, es otra cosa.
Por tal razón aquí en la tierra, probablemente la balanza más importante es con la que se mide la justicia.
Equivocarse en libras, quintales incluso en toneladas de cualquier cosa, aunque perjudica, no gravita en la sociedad igual que cuando la balanza de la justicia da señales que mueven a las dudas y preocupación.
La sociedad dominicana durante largo tiempo ha estado sometida al peso y a las reglas dictadas por los grupos de poder que han incidido de forma impenitente, estableciendo normas que de cualquier forma beneficien sus intereses, aunque implique grandes sacrificios para el resto de la sociedad. Indudablemente ello provocó que también se produjeran desgastes y desajustes en la balanza del sistema judicial.
Eso motivó la creación de un nuevo esquema judicial. En la esperanza de que con su nacimiento, el peso ya no estaría inclinado solamente hacia el lado del poder tradicional, sino que la sociedad entera pueda tener confianza y seguridad de un equilibrio inmaculado.
Y así comenzó
Con indudables cambios que provocaron reconocimientos y encomios. Con una nueva imagen que aunque algunos pretendieron echarla por el suelo, no impidió que la mayoría de la sociedad se creara grandes ilusiones con la nueva justicia.
Sin embargo, con el caso de la Sun Land se dieron señales de que talvez por el uso continuo, y por soportar tantos pesos, se ha producido algún nuevo desajuste en la balanza.
El Fiel debe ser rectificado y el nuevo año resulta ideal para lograrlo. Más que liderazgo podría faltar la calibración y el equilibrio que ilusionó gran parte de la sociedad.