El antídoto a la rebelión legislativa

El antídoto a la rebelión legislativa

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
En los días previos a la recién finalizada Semana Santa, el país vivió y se preocupó de cómo los legisladores perredeístas, en una franca acción de rebelión al gobierno peledeísta, trató de chantajearlo con las presiones de que si no reponían a empleados cancelados o dejaban de perseguir a connotados ex funcionarios de la administración pasada, no aprobarían proyectos urgentes que cursaban en el Congreso, lo cual iba a significar un tremendo tropiezo para los planes de saneamiento económico establecido en el acuerdo con el FMI.

Las aguas han retornado a su nivel. Queda el recuerdo del mal momento en que el gobierno lució desorientado y confundido por las acciones de los legisladores perredeístas, y a su vez, se preocupó de aclarar, rectificar, puntualizar declaraciones, desmentir mandados y reiterar implícitamente la independencia hacia las futuras acciones judiciales que pudieran ejercerse en contra de funcionarios venales.

Algunas veces el gobierno peledeísta parece no tener planes concretos en ciertas áreas, cuando en otras como la económica, fiscal y financiera tiene sus planes bien definidos y se ha desenvuelto con un notable y admirable éxito, como lo demuestra el bajo nivel de inflación, el índice de crecimiento de los pasados siete meses, el nivel de reservas brutas en el Banco Central y los niveles de la tasa de cambio por debajo del 30 por 1 desde hace 7 meses, así como el rápido y necesario descenso de los intereses que antes se pagaban a los certificados de participación, que de casi un 60% han descendido por debajo del 16%.

Y la falta de planes concretos se manifestó en la queja de varios sectores, incluso el empresarial, de que no había circulante en la calle y que todo se encontraba paralizado, con un aumento del desempleo y encarecimiento de muchos artículos debido a un temor del gobierno de no quedar mal con el FMI, por los dos fracasos de las anteriores autoridades, y por eso, en enero, acumularon más de cinco mil millones de pesos y no invirtieron ni un centavo en construcciones de obras públicas, que es el sector que dinamiza a nación como lo afirma el aforismo francés de que cuando trabaja el albañil progresa la nación.

Para las semanas finales del mes pasado, el gobierno entendió el mensaje que recibía del país de su falta de dinamismo en las construcciones, y de inmediato anunció millonarios desembolsos a Obras Públicas y otras dependencias públicas para reactivar un sector que llevaba meses paralizado y en consecuencia había inmovilizado al comercio. Así, en plena Semana Santa, le dieron inicio al elevado de Los Alcarrizos, de manera que los miles de vacacionistas vieran que ya el gobierno estaba trabajando. También se hizo lo mismo en otras áreas de veraneo reparando carreteras y poniendo a mover a centenares de obreros y profesionales que estaban de brazos cruzados por una parálisis que se arrastraba desde hacía meses.

Lo importante de esta reactivación necesaria de las inversiones en las construcciones es que se cumplan los compromisos con los contratistas y no suceda lo que en el pasado ocurría de que se le daba el inicial, que muchas veces se debía entregar al padrino que gestionó la obra, para luego no pagarle las cubicaciones, y entonces, provocarle enormes pérdidas al ingeniero, que con entusiasmo, destinó sus ahorros y crédito bien ganado, confiando en las autoridades para verse enredado de mala manera ya que perdían sus propiedades o a veces llevaron hasta el suicidio a varios de ellos.

Si el gobierno comprendió y asimiló el mensaje público, proveniente de muchos sectores, para que soltara dinero en obras de capital, y teniendo en cuenta el resultado de la encuesta que se dio a conocer en los días previos a la Semana Santa, que lo colocaba en una envidiable posición de aceptación, de ahora en adelante debe comprometerse a que mensualmente deberían invertir mil millones de pesos en el sector de las construcciones, que ni siquiera es un 10% de lo que deberían ser los gastos de capital de acuerdo al presupuesto vigente. De otra manera, sería paralizar al país, solo por obediencia a los requisitos del FMI y se provocaría un malestar social, que si bien el país ha estado muy calmado en los primeros tres meses del año con un prolongado carnaval disfrutado por todos, de ahora en adelante se necesitará utilizar la imaginación y el antídoto de las inversiones para contrarrestar los planes de turbulencia urbana que podrían estar acariciando sectores de la oposición, que le darían agua que beber al gobierno, atizándole los disgustos probables en los pueblos fronterizos y del nordeste, donde ya se prometieron numerosas obras en las visitas que el presidente Fernández estuvo realizando en meses pasados y no se han iniciado. Ojalá que las reanude para beneficio del país y de su administración, dejar de mirar hacia fuera y focalizarse en los problemas de adentro.

Publicaciones Relacionadas

Más leídas