El anuncio que se espera de Cultura

El anuncio que se espera de Cultura

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Semanalmente la Secretaría de Estado de Cultura publica en este diario su espacio informativo «Observatorio», dedicado a reseñar con calidad las diversas actividades que lleva a cabo a todos los niveles culturales, dándole énfasis de como se ha ido modificando el acercamiento de las autoridades hacia la gran masa de dominicanos.

Los anuncios semanales, reseñan cada actividad, y sirven de estímulo, y de esperanza, de que se atacará cada uno de los problemas que hay en el área cultural. Y si esta se descuida, contribuiría a que el dominicano camine hacia la cretinización, atrapado en las redes de corrientes culturales que embrutecen al ser humano y lo convierten en los salvajes modernos que solo pueden disfrutar al ritmo del perreo o de una mediocre telenovela.

Pero hay un aspecto que las autoridades de Cultura deberían dedicarle una mayor atención y tiempo, ya que la Plaza de la Cultura representa el tesoro cultural más preciado que tiene el país, lamentablemente, sus instituciones languidecen por que sus espacios físicos están casi inutilizados por la falta de atención de los pasados cuatro años.

Desde las alimañas que se aposentan en el Museo Nacional de Historia Natural, pasando por el descuido de las áreas verdes de la plaza y concluyendo en la desafortunada reparación millonaria del aire acondicionado del Teatro Nacional, hay una cadena de la indolencia oficial que debe romperse para salvar a ese patrimonio cultural de la Nación. Y está expuesto a continuar deteriorándose si se le da las espaldas a la situación imperante.

El Museo Nacional de Historia Natural, cerrado desde hace meses debido a la población de bacterias, hongos y demás gérmenes nocivos a la salud, que ya se ha cobrado la vida de algunos empleados y a su pasado director casi lo hacen desaparecer de la faz de la tierra, se ha convertido en un símbolo de la inoperancia oficial; esto es debido a que el gobierno no tiene recursos y no pueden hacerle frente a un problema que reviste caracteres muy delicados; hasta podría ser punto de partida para desatar una epidemia si a la situación continúan dándole largas al aplicar la solución requerida.

Hasta sería sensato pensar que el edificio del Museo requiere medidas extrema. Entonces, lo más conveniente, en vista de que casi todas las especies disecadas que se exhibían ya están invadidas por los gérmenes y carcomidas hacia su previsible destrucción, es pegarle fuego a las mismas dentro del edificio, por el riesgo que significaría sacar esas especies al exterior del museo; hasta se ponderaría la posible demolición del edificio sin hacer planes de convertirlo en un satélite de la Biblioteca Nacional, como se dijo a finales de agosto pasado.

El caso del aire acondicionado del Teatro Nacional es algo que debe avergonzar al país; pese a la notable inversión que se hizo para su rehabilitación, no se pudo lograr nada. Fue necesario que la recién finalizada temporada de la Orquesta Sinfónica Nacional escenificara todos los conciertos en el auditorio de la Casa San Pablo, que acogió a un público ávido de continuar disfrutando de su primera institución musical, la cual presentó seis inolvidables conciertos con la participación de renombrados solistas internacionales y nacionales para el deleite de los asistentes que escucharon composiciones sinfónicas y de concierto de calidad clásica y moderna.

Así mismo, la situación de los jardines de Plaza de la Cultura es de un panorama de la desidia e indolencia de las autoridades, que ya deberían haberle dedicado más tiempo a hermosearlo y hacer una limpieza urgente, a lo cual se le ha añadido la enorme acumulación de basura en la parte oriental del edificio del Teatro Nacional y cada día aumenta el área que cubren los desperdicios, sin que aparezca alguien que se conduela de una zona que ya los organizadores de los recorridos turísticos la sacaron de sus programas debido a que no resulta conveniente pasear a los turistas por una zona que dejó de ser un orgullo nacional.

En eso de los jardines una vez se hizo un gasto exagerado para un supuesto jardín japonés, del cual, en su inauguración, se hizo un acontecimiento social con mucha pompa y elegancia; hoy en día es un área cubierta de malezas que no se sabe donde está la fuente, que era la parte más importante de ese supuesto paisajismo japonés. Por lo tanto, todos quisiéramos leer, en uno de los próximos Observatorios, las reseñas de como se han rescatado las diversas edificaciones y jardines de la Plaza de la Cultura, con sus museos y sala de conciertos recuperando el dinamismo de los 90 para deleite de nativos y extranjeros.

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