El aparato gubernamental está hipertrofiado

El aparato gubernamental está hipertrofiado

En nuestro país existen innumerables organismos, instituciones, comisiones, decretos, cargos,  etc.,  que han sido creados por  los gobiernos producto de situaciones especiales, tratando de acotejar situaciones del momento; sin embargo, con el paso del tiempo, la burocracia, el clientelismo y la necesidad de asignarle nombramientos a dirigentes o aliados, han permitido que se constituyan en parte de la estructura oficial de forma permanente, sin que sus aportes hayan sido evaluados.

Por eso hay tantos organismos que hacen las mismas cosas,  como construcciones y reparaciones, repartos de comidas, operativos médicos, etc.,  que no contribuyen a la solución de los problemas, sino que los entorpecen y  encarecen. Impiden coordinaciones y se disgregan esfuerzos. Cada uno toma iniciativas sin que nadie analice si realmente les corresponden. Todo depende del grado de amistad, cercanía o importancia  que tengan  los jefes de turno  frente al presidente.

Se han hecho cantidades de designaciones sin obedecer a necesidades reales. Las nóminas están súper abultadas, sin embargo, sobre todo ahora,   en vez de revisar o enmendar acciones de esa índole, que además distraen parte del presupuesto que deberían aplicarse a la solución de problemas fundamentales,  lo que han hecho es ampliarlos, especialmente, si con ello complacen aliados y satisfacen aspiraciones personales, dándole mayor soporte a los que se hacen simpáticos a sus fines políticos o partidarios.

Eso ha contribuido a que la estructura gubernamental sea tan grande, pero al mismo tiempo tan débil e ineficiente. Incapaces de resolver definitivamente los problema que padece la población, y eso no puede continuar así. En algún momento habrán de colapsar, porque mientras el país crece, los problemas aumentan y la gente de desespera.

Basados ese patrón equivocado es que, probablemente algunos políticos han llegado a creer que  la solución está en crear barriles y   nominillas en cada institución, tratando de buscarle una bicoca a  familiares y aliados. Confundiendo los problemas individuales con los nacionales. Igual que la proliferación de estructuras y cargos oficiales sin obedecer a un plan maestro. Pero el país no aguanta más nombramientos, sobre todo de esos  que no producen nada más que  propósitos electorales.

La miseria que vive la mayoría de los dominicanos y el estado  de  abandono de casi todas las instituciones y servicios, debe detenerse de manera dramática. Los políticos con aspiraciones y sobre todo con  posibilidades de llegar al gobierno, deberían tomar en cuenta que el aparato gubernamental está hipertrofiado y requiere de atención urgente. La idea debe ser reestructurar todo el andamiaje oficial, mediante una reingeniería total del aparato administrativo del gobierno y del Estado. 

Los gobiernos deben ser del tamaño de sus economías, y sus funcionarios deberían vivir, actuar y gastar de forma parecida a como lo hace el promedio de la gente. No como vive y consume un pequeño grupo privilegiado de la sociedad, porque eso es tener gobiernos ricos y derrochadores, para gobernar  pueblos pobres y llenos de problemas como ocurre en la actualidad.    

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