El apocalipsis viene

El apocalipsis viene

Aunque es usado por algunos fanáticos religiosos para meter miedo o llamar la atención, uno se pregunta ¿pero que es el apocalipsis? Guerra, enfermedades, plagas, desastres naturales y cuantas cosas más uno se puede imaginar.
Pero todo eso sucede a cada rato en algún lugar del mundo. Y el mundo sigue su curso como si nada pasara, aunque los polos se estrechan, el calor aumenta, las enfermedades contagiosas matan millones de personas, los desastres naturales se multiplican y las guerras terminan costando otros tantos millones de vida.
Muchos predicen que la economía mundial sufrirá una especie de apocalipsis en un plazo no mayor a 3 años. Algunos se preparan para el advenimiento, otros analizan los números buscando esperanzas y muchos apenas se enteran.
Hay bancos que ya están tomando precauciones y gobiernos que están actuando en consecuencia ya sea aumentando sus reservas en divisas, regulando y mejorando la calidad del gasto y aumentando la productividad mediante tecnología de punta para competir en un mercado lleno de incertidumbres. Habrá más hambre y miseria comenzando por países como el nuestro.
Pero en este país tales advertencias son palabras al viento. Se vive el día a día sin importar el futuro. Si una reforma fiscal es una prioridad de vida o muerte para garantizar la estabilidad macroeconómica o un potencial impago ante la crisis que se avecina, el gobierno actual dice que eso lo haga el gobierno que resulte electo en el 2020. Como si se tratara de una pendejada cualquiera.
Eso no es más que una irresponsabilidad de gente incapaz de ver lo que está por venir muy pronto, aunque sea simplemente una posibilidad. La crisis del 2018 pocos la vaticinaron y la mayoría la cuestionaba, pero sucedió y de qué forma. Ahora hay más creyentes que coinciden
Si las reformas institucionales son otra prioridad de primer orden para prepararnos mejor ante una crisis mundial, eso a nadie le importa. Les dan la espalda a importantes reformas como la laboral, la eléctrica, la salud y la seguridad social, educación, etc. para que otro cargue con el muerto. La reelección no se pone en juego por emociones alteradas.
Por eso nunca estamos preparados para nada. Siempre improvisamos. Y el gobierno es un barco sin rumbo que solo le interesa que la imagen sagrada de un presidente que busca la reelección a toda costa, sin importarle las consecuencias, sea algo así como un designio de los dioses.
Las fuerzas económicas, políticas y sociales, que se mueven con cierta independencia, deben actuar de inmediato para frenar este juego sucio de la política que nos está llevando a un callejón sin salida.
La presión debe venir de empresarios, grupos financieros, organizaciones de profesionales, sindicatos, prensa, movimientos sociales independientes y organismos no gubernamentales.
Es una presión combinada, cohesionada, enfocada y focalizada, y ante todo preparada para las embestidas de un gobierno que no se detiene ante nada para conseguir su propósito. ¿Diálogo? Es dejar las cosas como están.

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