El arqueólogo de Baitoa

El arqueólogo de Baitoa

Durante el desempeño de mis diferentes cargos públicos, embajador, gobernador del Banco Central, siempre traté de mantener un estilo respetuoso y amable en mi correspondencia con terceros, tal vez pensando, consciente o inconscientemente, que en el futuro algún historiador se interesaría en analizar el contenido de ese intercambio, algo que probablemente refleja falta de humildad de mi parte y un exceso de ego.

Algunos ejemplares de esa correspondencia oficial los fotocopié y me quedé con ellos. De tiempo en tiempo nostálgicamente hojeo esos archivos.

Una correspondencia que todavía me ofrece satisfacción es una carta que envié, en mi condición de Director General del Museo del Hombre Dominicano (1978-1982), a un señor de Baitoa, quien se había tomado la molestia de trasladarse a la capital y entregar al museo unos restos arqueológicos que había encontrado durante una excavación en el patio de su humilde casa.  Según le había explicado al personal que lo había recibido se trataba de un cráneo humano, pero con apenas pulgada y media de longitud, lo que, según él, probaría que en nuestro país, y no en África, hace 10,000 años, fue donde se originó el hombre, hommus erectus.  Añadió que ese hombre primitivo, por ciertas características que había observado en el esqueleto fósil, era caníbal.

Mi carta al señor dice así: “Su hallazgo ha despertado la curiosidad intelectual de todos los técnicos que integran el museo.  Después de una reunión al más alto nivel técnico, se decidió que lo primero que debía hacerse era lavar el espécimen, pues había sido recibido cubierto de tierra y raíces, para lo cual se utilizaron los productos químicos apropiados para esos fines, así como guantes que evitaron todo tipo de contaminación.  Logrado ese propósito se tomó, con pinzas estériles, una muestra del fósil.  Analizado bajo microscopio se hizo evidente que se trataba de un espécimen confeccionado en plástico.  Un rápido análisis en la biblioteca condujo a la conclusión de que como el plástico sólo ha existido a partir de 1949, el fósil no puede tener una fecha anterior a ese año.

Una segunda conclusión fue que se trataba de la cabeza de una muñeca.  Se tomaron fotos de la misma y uno de nuestros investigadores efectuó un tanteo entre las diferentes tiendas de juguetes de la capital.  La respuesta unánime fue que se trataba del género “Barbie”. Una consulta con la embajada norteamericana nos proveyó la información de que ese modelo comenzó a mercadearse a partir de 1954. Para mejor suerte, el personal femenino de nuestra institución agregó la información de que se trata del modelo “Annabella”, muy popular en el mercado doméstico.

En cuanto a su alegato de que se trata de un género caníbal, basado en que usted ha observado profundas hendiduras de dientes, probablemente incisivos, en el cráneo, la opinión de nuestros palenteólogos, después de largas discusiones, es que esas incisiones han sido provocadas por un ejemplar del género “canis” (canis lupus familiaris). En nuestro país la introducción del perro fue realizada por los conquistadores a partir de 1492.  Se descartó de que se tratase del perro mudo de los taínos.

Todavía no se ha podido determinar a qué tipo de perro corresponde la mordida, ya que existiendo distintas variedades en el país, esa investigación requiere de cierto tiempo y todos aquí hemos pensado que usted estará ansioso de conocer los resultados de nuestro análisis sobre un hallazgo que obviamente para usted es muy importante.  Tan pronto tengamos esa información se la haremos llegar. De usted necesitamos saber si quiere que el espécimen le sea devuelto, o si quiere que sea mantenido en nuestra colección, en cuyo caso nuestro catálogo citaría a usted como la persona que ha contribuido a ampliar nuestra colección.

Finalmente, le agradecemos su obvio interés en contribuir  al avance del conocimiento de nuestra prehistoria y mantenemos la esperanza de contar siempre con usted como un colaborador externo de nuestra institución. Muy atentamente, Bernardo Vega, Director General”.

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