El Art Déco hacia el interior

El Art Déco hacia el interior

POR CLARA SILVESTRE
El uso de la línea recta, también en zigzag, curvas que muestran un sentido, el círculo, el cubo y la esfera, hacen ver que en el estilo Art Déco, la geometría impera, sin importar que se trate de un simple diseño de mueble o una imponente estructura arquitectónica. Es así que dentro del mismo se consideren dos períodos específicos, estos son: Zigzag y el Stream Line.

Al inicio del siglo XX europeo, el tránsito desde el Art Nouveau hacia nuevas formas de diseño, fue interrumpida por la I Guerra Mundial, pero una vez concluida ésta, artistas, vanguardias y talleres se empeñaron por arropar cada renglón hasta que éste formara parte de la cotidianidad.

El diseñador de interiores, Iván Balcácer, explica que el Art Déco es el estilo que se extendió entre los círculos más elegantes de las décadas de 1920 y 1930, en donde su nombre se deriva del título de la exposición de París de 1925, «Exposition des Arts Décoratifs».

«La apariencia era lujosa y opulenta, con maderas naturales, como cristal, cuero, laca, zapa y marfil atrayendo el interés. En lugar de los colores apagados y las líneas lánguidas del Art Nouveau, encontramos los naranjas, verde limón y malvas de los ballets rusos de Diaghilev que causaban furor en París y Londres y los motivos egipcios inspirados por la apertura de la tumba de Tutankamon en 1922. Otras influencias son el cubismo y el arte maya y azteca de Centroamérica», detalló.

Aseguró que la velocidad era otra obsesión: coches y trenes rápidos, y las hazañas de los primeros aviadores, despertaban la imaginación general y producían formas suaves y aerodinámicas. Pero asimismo, señaló que los ángulos redondeados eran una característica de los edificios de este estilo, tanto en el interior como en el exterior, y el mobiliario, basado en formas geométricas, círculo, semicírculo, triángulo, octógono y cubo, era muy popular.

Asimismo, destacó que estas mismas formas decoraban suelos, tejidos y tapices y también se encontraban en los accesorios para la luz y la vajilla; y otros motivos típicos son salidas de sol, abanicos, árboles estilizados, flores, fuentes y formas de animales, particularmente ciervos y cabras monteses.

«Los fondos apagados, especialmente en tonos blanquecinos y beige, eran muy comunes en las habitaciones estilo Art Déco. En los grandes ambientes, las paredes podían estar revestidas con una madera lujosa y clara. Pero habitualmente las paredes se pintaban o se empapelaban. Había una amplia variedad de papeles para empapelar con motivos típicos, frecuentemente en tonos suaves. Las paredes pintadas podían ser punteadas en dos colores estrechamente relacionados. Posteriormente, la superficie recibía un acabado consistente en un reborde estarcido o pintado con motivos contemporáneos», agregó.

Balcácer apunta que los rebordes de papel para empapelar se usaban en paredes pintadas o empapeladas, en donde un reborde simple podría extenderse a lo largo de cada pared individual a la altura del techo o del raíl para colgar los cuadros, y luego prolongarse hacia abajo en cada extremo, decorándose los ángulos con un motivo complementario.

Dijo que los tonos apagados, neutros, cremas, beiges y dorados cálidos, deberían ser realizados con toques de naranja, malva, verde limón o turquesa.

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