¡El arte como dinero invisible!

¡El arte como dinero invisible!

“Zona de sensibilidad pictórica inmaterial” es el título de una famosa serie de performances y libros de autor realizados por el  artista francés  Yves Klein (1928-1962) hacia finales de los años 50 del siglo XX. Estas acciones performativas de Klein involucraban documentaciones de compra-venta como recibos o facturas: “Recibidos x gramos de oro fino contra una zona de sensibilidad pictórica inmaterial”. Firma, lugar y fecha operaban como cifras registrables de un efímero e inmaterial acontecimiento estético y/o antiestético a través del cual efectuaba su lúcida y deliciosa puesta en abismo de los excitantes e incontrolables rituales del mercado del arte, profetizando el instante del “intercambio” de la apariencia, del “espacio vacío” por una  cantidad de oro o dinero establecida.

Cuando el genial creador del “Azul Klein” y las “Pinturas de Fuego” desarrollaba estas  “operaciones”, cada comprador, luego de “pagar” la cantidad de oro establecida, obtenía un recibo consignando el “valor inmaterial” de su adquisición. Al parecer, cuidándose la espalda de los “mejores enemigos del arte”, Klein siempre requirió como “testigos” a un  notario, un crítico de arte y un director de museo.  Luego, procedía mediante una especie de ritual performativo-interactivo que incluía la quema del recibo y el lanzamiento a las profundidades del Sena de la mitad del oro involucrado en la inefable transacción.

Entre 1959 y 1962, Yves  Klein logró vender ocho de estas “obras inmateriales”. Solo tres fueron “ritualizadas”. Sus “libros” tenían forma de chequeras. De 8 impresos solo cinco sobrevivieron. Cada una de estas “piezas” contiene diez recibos numerados. Pero lo que trasciende de estas desquiciantes y provocadoras reacciones simbólicas  de Klein es su extraordinaria apertura a la hora de la profunda meditación sobre la relación entre el arte y el dinero, sobre las estrategias de intercambio comercial en el sistema capitalista, sobre el invisible, incierto,  sorpresivo, incesante e incalculable valor del arte.

Generalmente, una transacción comercial consiste en el traspaso, de una persona a otra, de una propiedad, un bien o servicio determinado. En el caso de las obras de arte, el término “propiedad” implica el derecho de sus dueños a  disponer de las mismas, y en ese sentido, los artistas de ruptura -en la estirpe de Yves Klein- han llegado a plantear en sus obras y reacciones más íntimas la problematización del mismo concepto “básico” de propiedad privada.

De ahí que en el coloquio titulado “¿Qué determina el precio de una obra de arte?” (CEARCA/Mesa Fine Art/15/05/2012), hayamos tenido que cuestionar: ¿quién tiene el “derecho” de poseer y disponer de las cosas y los objetos?, ¿qué “propiedades” pueden realmente poseerse o ser poseídas?, ¿cómo establecer el “verdadero” valor de las obras de arte?, ¿cuál es y cómo se desarrolla el proceso en que se “establecen” los precios de las creaciones artísticas?

Y sobre algunas de estas cuestiones reflexionaba Abil Peralta Agüero, en pleno dominio de una información y  bagaje teórico que traslucen su experiencia de más de tres décadas de “navegación” en la espesa niebla que cubre el mercado del arte global, enfatizando especialmente en las características y diferencias de los mercados de los circuitos artísticos de Europa, Estados Unidos, América Latina y el Caribe.

Durante su intervención, Peralta Agüero nos puso al día sobre la procedencia de las astronómicas cifras en dólares y euros que han determinado la adquisición o traspaso de las 10 obras pictóricas más caras de la modernidad. Y apuntaba especialmente sobre el caso de la obra titulada “El grito”, del artista noruego Edvard Munch, vendida recientemente por la casa Sotheby’s  de Nueva York  en nada menos que 120 millones de dólares (unos 91 millones de euros), estableciendo un nuevo récord mundial pagado por una obra  de arte en una casa de subasta.

 Y si interesante resulta la cuestión de cómo esta obra de arte de repente adquiere tal precio o “valor”, más vértigo experimentamos todavía al indagar sobre el origen/naturaleza del poder económico de sus anteriores propietarios o sobre los movimientos financieros “invisibles” que hicieron posible que esta obra significativamente  estremecedora  ahora se encuentre en posesión de una persona o familia tan efectivamente hedonista que llega a proclamar el máximo poderío económico y financiero desde  el “anonimato total”.

Asimismo, durante su disertación en el coloquio del CEARCA, Abil Peralta Agüero puntualizaba sobre una serie de factores que considera de rigor tener en cuenta a la hora de establecer estrategias de posicionamiento para la producción artística individual o colectiva. En ese sentido, Peralta Agüero planteaba que en el contexto específico dominicano se torna urgente que muestras de artes plásticas y visuales sean revaloradas  de acuerdo a la profundidad de sus raíces, la importancia de cada artista, la originalidad y el potencial de trascendencia de cada producción en particular. Según el reconocido especialista dominicano, esto implica una urgente política de  soporte económico a favor de nuestra producción artística, así como una transformación de los paradigmas culturales de nuestra sociedad. Seguimos…

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