NELLY RAMÍREZ
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Con diferentes motivos, históricos, románticos, heróicos, sociales y religiosos, las esculturas o estatuas, generalmente son utilizadas para adornar espacios, tanto en los jardines del hogar como en instituciones determinadas, en las que se utilizan como símbolos.
Por eso, frecuentemente nos encontramos con figuras distintivas de cualquier lugar, como es el caso, por ejemplo de la universidad autónoma, cuya parte frontal se encuentra adornada por la estatua del Alma Máter, símbolo de madre, a una enseñanza abierta a todas las corrientes de pensamiento.
Así también nos encontramos con estatuas en parques cuyos nombres rinden honor a los mismos, y es preciso mencionar los parques Colón y Duarte de la Zona Colonial.
Pero este tipo de adorno también se observa en la parte frontal de jardines particulares, a los cuales impregnan un toque de antigüedad y romanticismo.
Imágenes de ángeles, bustos de personalidades famosas e históricas, representaciones de amor, figuras de caballos, aves y animales diversos son parte del conglomerado de estas piezas decorativas que se ven por doquier.
La decoración con escultura.
Esta práctica se inicia en Roma con una amplia difusión de imágenes para adoctrinar a los fieles en los dogmas de la fe religiosa, así como para decorar las fachadas de las majestuosas catedrales.
Las manifestaciones protogóticas aún conservaban cierto carácter románico. En el 1180 la estilización románica evolucionó hacia un período de transición en lo referente a las estatuas, las que comenzaron a asumir una serie de rasgos naturalistas, entre los que se destacan la gracia, elegancia, solemnidad, sinuosidad y libertad de movimientos.
En las estatuas de Reims y en las del interior de la Sainte-Chapelle se consolidó el típico rostro de las figuras góticas: forma triangular, mentón destacado, ojos almendrados y una marcada sonrisa. Al mismo tiempo se inició la representación de posturas y gestos amanerados, que resultan de una síntesis entre las formas naturalistas, la elegancia cortesana y una delicada espiritualidad.
Otros géneros desarrollados por la escultura gótica fueron las imágenes votivas, esculturas con representaciones de la Virgen y el Niño o de Cristo crucificado, en las que se aprecian los cambios iconográficos que se produjeron en el mundo gótico, como una mayor humanización y naturalismo. Por otro lado, el relieve alcanzó gran esplendor en los retablos, las sillerías de coro y los sepulcros de grandes personajes.
En relación a las tendencias naturalistas, aparecieron interpretaciones más humanizadas de la Virgen con el Niño, imágenes que muestran una relación amorosa entre la madre y el hijo.
Aunque la génesis de la escultura gótica se iniciara en el norte de Francia, como sucedió en el caso de la arquitectura, algunas de las obras más notables se realizaron en Alemania. En el siglo XIII destaca el conjunto de la catedral de Bamberg, con numerosas esculturas influidas por el estilo de Reims.
Entre ellas sobresalen la del Caballero de Bamberg, la primera estatua ecuestre aparecida en el arte occidental desde la época carolingia.
Escultura
Denominación
Se llama escultura al arte de moldear el barro, tallar en piedra, madera u otros materiales, figuras en volumen. Es una de las bellas artes en las cuales el escultor se expresa, saca de su interior sus ideas, creando diversas figuras. En la escultura se incluyen todas las artes de talla y cincel, junto con las de fundición y moldeado, y a veces el arte de la alfarería. Hay esculturas representativas de parejas, niños, ángeles, diferentes especies de animales y personas famosas.
Antecedentes
En los siglos XII y XIII, la escultura tuvo un carácter predominantemente arquitectónico y las figuras más destacadas en los espacios fueron las estatuas colosales de las jambas, o pilastras laterales de las portadas y las de los parteluces de las entradas. En el estilo considerado protogótico se destacan las estatuas-columna del famoso Pórtico de la Gloria, o fachada occidental de la catedral de Santiago de Compostela, España, en el último tercio del siglo XII.