SANTIAGO. Hacer un buen cigarro es una inigualable forma de arte. Más que un trabajo normal y rutinario, es una actividad artística. Al tabaquero tiene que gustarle lo que hace. Vivirlo. El tabaco está ligado a los cinco sentidos, él implementa un estilo. Es un sofisticado pasatiempo.
Para trabajar en una fábrica de cigarros, tiene que existir una pasión.
No todos tienen la destreza de mover sus dedos y dar vida a una forma exquisita al paladar en una combinación de arte, tierra y unas prodigiosas manos.
El instrumental en tabaquería no es tan altísimo como el instrumento que trae el hombre. Ahí es que está la gracia. En las yemas de los dedos. Tener la gente adecuada, la gente que ame eso, es decir, que no lo vea como fuente de vida, sino como un arte. Fíjate que si traemos a un joven universitario y no le gusta esto no te va hacer un buen cigarro. Esto es una mutual que hay que alimentar de pasión y de gusto, para que cuando vaya al consumidor final, que es quien está pagando, sienta que estamos transfiriendo una pasión de hacerlo por una pasión de fumarlo, comenta Juan Ventura, director de operaciones de La Aurora.
De esa manera, junto a unas tierras y unas manos auténticamente dominicanas, en la fábrica de cigarros La Aurora, desde el empleado de menos jerarquía hasta el más alto ejecutivo se implementa un estilo propio que combina la armonía, la alegría y el entusiasmo, para lograr los preceptos establecidos por don Eduardo León Jimenes, desde 1903, propulsor de una marca, un estilo, toda una vida de éxitos.
Hicimos el recorrido en la fábrica principal en Tamboril, para percibir de cerca esta extraordinaria experiencia.
Aquí trabajamos con mucho deseo, unión, hermandad. Aquí somos un grupo que cree en el trabajo en equipo, en la solidaridad y es por eso que sentimos amor por el tabaco y creemos en nuestro personal, que es nuestro principal activo, comenta.
Explica que después de evaluar cada una de las marcas que se producen, se procede a la distribución, y es el momento de esperar el más importante de los detalles, la opinión de los consumidores.
Tradición. Pero para que todo esto se cumpla a cabalidad hay que hacer un ambiente interesante.
Primero se conserva la tradición, ya que esta empresa está muy atada a su historia, a la calidad en todos los sentidos.
Un ejemplo de esto es que en el área de Cigarros hechos a mano hay una persona que todas las mañanas lee para el personal los principales periódicos, manteniendo a todos informados de los acontecimientos más relevantes (deportes y farándula incluidos) que acontecen a nivel nacional e internacional.
Para eso tenemos un ritual. A primera hora se leen las noticias, luego pasamos a los deportes seguido de los cumpleaños y aquí hacemos una parada amena, llegan las felicitaciones, la bulla y es una forma de hacer que cada uno se sienta importante, porque para nosotros la calidad humana es lo primordial, dice Juan Ventura.
Trabajo inigualable
Todo esto es un aspecto de la política de la empresa, que de esa manera se va familiarizando con el empleado y vamos creando una red de trabajo inigualable, sostiene Guillermo León Herbert, presidente de la empresa.
Según el historiador Roberto Cassá
El tabaco es, contrariamente a lo que a menudo se piensa respecto al azúcar, el género mercantil más estrechamente asociado a la evolución en el largo plazo del pueblo dominicano. Su uso entre los aborígenes de esta isla se remonta a tiempos inmemoriales. Se ha llegado a emitir la hipótesis de que su domesticación se produjo en nuestro suelo, con lo que se añade a una larga lista de bienes de la naturaleza que florecen gracias a las bendiciones de las Antillas.
Como recogen las crónicas e ilustran evidencias arqueológicas, entre los taínos el consumo del tabaco se asociaba a las claves de su estilo de vida. Cristóbal Colón se mostró intrigado, casi desde su primer contacto con el Nuevo Mundo, sobre lo que consideró una costumbre enigmática.