El arte de la manipulación

El arte de la manipulación

El arma preferida por quienes tienen alguna cuota de ejercer el poder en las actividades humanas, en particular las políticas, es el de la manipulación, lo cual ha originado toda una ciencia y cultura que se aplica en todos los rincones de la aldea global para beneficiar a los que quieren y pueden controlar a las masas.

La manipulación es un ingrediente muy importante en la vida en sociedad. La misma existe desde que el ser humano obtuvo conciencia de su racionalidad y surgió como una necesidad para la supervivencia en aquellos medios hostiles de los orígenes hasta hoy en día con la modernidad de medios de comunicación.

Los medios electrónicos y escritos permiten hoy en día actualizar y pulir los métodos de manipulación, que van desde la compulsión imparable de adquirir cualquier artículo en promoción, hasta dejarnos embaucar por cualquier político experto en el manejo del lenguaje y de la sicología de masas que nos hace ver maravillas y se le sigue con adocenada conformidad.

La manipulación primaria surge en el hogar con el grito de los niños, que en base a llorar más fuerte, obtendrá lo que sus padres les niegan en principio para alcanzar sus objetivos, que van desde el juguete negado hasta la comida que no desean.

La cadena manipuladora se extiende a todos los niveles de la interacción humana y se concentra, cuando se trata de atraer apoyos sociales y masivos para determinado proyecto, en la actividad política para mantener un conglomerado humano dócil y amarrado a un propósito.

El caso típico de una manipulación nefasta fue la que con habilidad lograron llevar a cabo Adolfo Hitler y Goebbels en la destruida Alemania después de la Primera Guerra Mundial, concitando una obediencia, apoyo y disciplina en su causa para rescatar el país, para llevarlo a una terrible guerra que desgarró a Europa y a Alemania, dividiéndola y destruyéndola.

La manipulación se ha convertido en un arma preferida de los dirigentes de masas, y de las empresas publicitarias, para abrirle un nicho a los productos que promueven. Desde las sofisticadas acciones subliminales hasta la acción directa de conmover a las masas en sus creencias más íntimas para guiarlos hacia un sendero de aceptación, apoyo y conformidad a un determinado propósito, ya sea político o comercial.

La manipulación está a la orden del día en el país. Se utiliza a todos los niveles. Los creadores de imágenes se han convertido en hábiles manejadores de los sentimientos. Lo que vemos es una prostitución de un método, ya de por si inconveniente para la convivencia, pero que es innato en el ser humano, pues lo lleva enraizado genéticamente.

Por eso no nos debemos asombrar de cómo se abusa de la manipulación hoy en día. Hasta en los sucesos de Honduras y su sainete constitucional es producto de un proceso manipulador, en que la amenaza de la intervención armada estuvo latente, pese a que los reclamantes de acción dura a la OEA y de la ONU no se atrevieron a proclamarlo públicamente, presionado a Estados Unidos a que se procediera tal como se hizo en Panamá para sacar a Noriega o en Haití para reponer a Aristide.

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