El arte de la patología quirúrgica

El arte de la patología quirúrgica

La patología se define como la parte de la medicina que estudia las enfermedades. Es decir, se analizan los cambios estructurales, morfológicos y funcionales que se producen en el organismo cuando una persona sufre un determinado padecimiento.

Estas alteraciones se estudian a través del análisis de muestras de tejidos (biopsias), humores y otros materiales corporales, así como mediante el uso de un sinnúmero de pruebas funcionales que se realizan dentro o fuera del organismo.

La patología ha sido dividida para mayor comodidad de su estudio e implementación en dos grandes áreas: anatomía patológica y laboratorio clínico. La primera analiza las muestras de tejidos, frotis removidos de los pacientes y también es responsable de realizar las autopsias. El laboratorio clínico analiza e interpreta los resultados de los estudios llevados a cabo en sangre, humores y líquidos orgánicos.

El anatomo patólogo es un médico general con conocimientos de post grado en patología. Queremos enfatizar lo de que el patólogo es primero un médico general, puesto que si no se cuenta con un dominio sólido de ciencias básicas y medicina general, va a serle muy difícil enfocar globalmente los casos bajo estudio por lo que su interpretación final puede que resulta errónea o inadecuada. Bajo ninguna circunstancia debería iniciarse un examen anatomo patológico sin que se tengan a mano datos esenciales del paciente, tales como una breve historia del enfermo que incluya los signos y síntomas de presentación, procedencia del espécimen, así como la sospecha diagnóstica.

Deber tenerse al menos una idea de lo que andamos buscando, pues en medicina, y muy especialmente en patología, si no tenemos un planteamiento previo de posibilidades diagnósticas ser difícil encaminar la metodología hacia una búsqueda específica. Es por ello que las opiniones presuntivas nos ayudan en la selección de los métodos analíticos a seguir en un caso en particular, a fin de poder arribar a una certera, sólida y confiable interpretación diagnóstica.

Cuando se analiza un tejido, frotis, etc., se parte de la premisa más elemental que es la de si estamos ante la presencia de un muestra normal o anormal. Si es normal, decimos que es «Negativo» o que no presenta cambios patológicos significativos. De lo contrario, si es anormal y se trata por ejemplo de una muestra de tejido, debemos reflexionar acerca de si los cambios observados corresponden a alguna entidad etiológica que se relacione directamente con las quejas presentes del enfermo. La especificidad de las alteraciones permitir emitir un diagnóstico anatomo patológico.

La biopsia se define como la extracción de una pequeña porción de tejido para ser examinada o evaluada bajo el microscopio. El método de extracción de tejido varía según los tipos de biopsias. En general, las biopsias se llevan a cabo ya sea con una aguja (biopsia percutánea) o durante un procedimiento quirúrgico (biopsia a cielo abierto). En la primera, se introduce una aguja dentro del tejido por examinarse y se extraen células a través de dicha aguja. Pueden ser incisionales cuando solamente se toma una parte de la lesión para el estudio. Se le denomina biopsia escisional cuando la lesión se extrae totalmente, acompañada de una franja de tejido normal alrededor del tejido removido.

El doctor Juan Rosai en su texto de patología quirúrgica describe una serie reglas generales a seguir en el momento de realizar una toma de biopsia, ellas incluyen:

1. Cuando la lesión es voluminosa se deben extraer varias muestras debido a la posible variación en los patrones microscópicos observados.

2. En caso de tumores ulcerados una muestra del centro de la lesión puede que sólo evidencie necrosis e inflamación, por lo que es aconsejable realizar el muestreo de la periferia del tumor.

3. La biopsia debe ser lo suficientemente profunda que permita evaluar la relación tumor estroma, algo de suma importancia en los cánceres.

4. Todos los fragmentos de tejido removidos de una lesión deben ser enviados al departamento de patología para su evaluación microscópica. A veces en el fragmento más pequeño es donde aparecen los cambios diagnósticos de una tumoración.

5. El maltrato a los tejidos por medios de pinzas quirúrgicas pueden crear artefactos que arruinan la posibilidad de una interpretación diagnóstica clara y definida.

6. Una vez obtenida la muestra debe sumergirse inmediatamente en la solución fijadora a fin de evitar que sufre autólisis y se eche a perder.

En lo que concierne al informe que emite el patólogo una vez concluido el estudio, el mismo deber ser un reporte descriptivo conciso, en el que se plasmen solamente los detalles macroscópicos y microscópicos relevantes al manejo del caso. Debe evitarse el uso de una verborrea carente de valor clínico quirúrgico. Al respecto comenta el doctor Richard Reed: «Un patólogo competente no es un simple almacén de verbosidad histológica. No basta con que sea capaz de recitar los detalles microscóicos una vez que se haya establecido el diagnóstico clínico. El patólogo maduro es capaz de ofrecer diagnósticos diferenciales clínicos a partir de sus hallazgos microscópicos. Además, éste registra los datos que tienen relevancia pronóstica y sugiere las pruebas adicionales pertinentes. La capacidad de reconocer los patrones citolóicos y patológicos es solamente el inicio del proceso del reporte. La habilidad en integrar los detalles microscópicos en una interpretación clínicamente provechosa es la característica que distingue entre un patólogo y un artista de la patología».

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