El arte de plisar tela, un oficio clave de la alta costura

El arte de plisar tela, un oficio clave de la alta costura

PARÍS.  El tiempo parece haberse detenido en los talleres Gérard Lognon, en pleno centro de París, donde desde la mitad del siglo XIX los artesanos plisan textiles con los mismos gestos y técnicas, un oficio muy apreciado en la alta costura, cuyos desfiles deslumbran esta semana en las pasarelas de la capital francesa.

Cuatro generaciones de Lognon se transmitieron el oficio, desde que Emile fundó los talleres en 1853. Sin embargo el verano pasado su bisnieto Gérard-George se jubiló sin dejar sucesor. Los talleres fueron adquiridos por Chanel, al igual que una decena de otros oficios de artesanos (bordado, plumas, calzado, etc.), que pasaron a integrar Paraffection, una filial de la marca de lujo francesa.

En el taller, situado entre la Ópera Garnier y la plaza Vendôme, tres plisadores están manos a la obra, rodeados de moldes de cartón dispuestos sobre estanterías. El lugar parece no hacer cambiado desde hace décadas. Gérard-George Lognon se consideraba un «ennoblecedor de telas», dado que en manos de estos artesanos el textil liso puede adoptar formas diferentes.

«Es una escultura de la vestimenta», comenta Leopoldine Pataa, una joven mujer de 34 años, que hasta hace poco trabajaba apara Lemarié, una empresa que también fue vendida y pasó a integrar Paraffection. Existe el plisado «sol», perfecto para vestidos amplios, el plisado chato, el plisado acordeón y otros más fantasiosos, bautizados por Lognon: «Gaspard», «Auguste», «boa», etc.

Los mismos nombres designan a los moldes respectivos. Algunos se asemejan a los origami japoneses por la complejidad de pliegues de cartón necesarios para llegar al molde final, en un laberinto de zigzags. Hay unos 2.500 moldes para unos 2.000 plisados diferentes. Quedan 5 casas de plisado en Francia.

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