El arte llega a los lugares más insólitos y extravagantes de Francia

El arte llega a los lugares más insólitos y extravagantes de Francia

Francia.  AFP. Exposiciones en bosques, castillos medievales, palacios papales: el verano en Francia es ocasión de originales exhibiciones, pero quizá la más insólita es la muestra de arte contemporáneo en la majestuosa gruta paleolítica de Mas d’Azil, cerca de Toulouse.

   Excavada hace millones de años por la erosión causada por el río Arize en un macizo de los Pirineos franceses, la gruta, que estuvo ocupada en épocas prehistóricas, acoge “Dreamtime 2”, que reúne obras de artistas franceses y estadounidenses, entre ellos algunos que han expuesto en el Louvre, en París.

   En una de las últimas bóvedas de la gruta se proyectan videos del artista estadounidense Gary Hill, una figura importante en la escena del arte contemporáneo mundial.

   “Gary Hill estaba tan alucinado con el lugar que se vino a quedar aquí con nosotros un tiempo”, dijo Sauer, quien destacó también la dificultad de organizar una exposición en un sitio protegido, como es esta gruta. “No podíamos, por ejemplo, utilizar clavos”, señaló.

   Ese fue el mismo desafío que tuvo que enfrentar el artista catalán Miquel Barceló, que expone hasta septiembre en el majestuoso Palacio de los Papas de Aviñón (sur), el edificio gótico más grande de Europa, que, por supuesto, es también un “edificio protegido”.

   Barceló indicó que para exponer sus obras: máscaras y esculturas, en la Gran Capilla Papal había usado las mismas sacristías y altares, y los mismos agujeros que utilizó Pablo Picasso en 1970, para una gran exposición tres años antes de su muerte.

En el castillo Chambord, en el Loira, el pintor y escultor español Manolo Valdés, de 68 años, expone hasta el 12 de septiembre imponentes esculturas y pinturas, inspiradas en “Las Meninas” de Velázquez, de Picasso o de  Henri Matisse.

   También Provencia con sus cerros plantados de olivos y peñascos blancos  intenta atraer visitantes durante la caliente temporada veraniega con un festival de arte.

   Titulada Ap’art, propone exhibiciones y encuentros con decenas de artistas en aldeas, parques, caminos e incluso en restaurantes insólitos de la región. 

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