El arte pop, la edad de los mitos

El arte pop, la edad de los mitos

EFE. Reportajes. El pop es un movimiento iniciador del arte contemporáneo, pero también es una corriente que se fija en el arte del pasado. Esta doble vertiente inspira la muestra “Los mitos del pop”, de Warhol a Linchtenstein, un arte que va más allá de su aparente superficialidad esconde una percepción irónica y devastadora de la realidad.

Bajo el nombre de “Mitos del Pop”, el museo Thyssen-Bornemisza propone una renovada visión de esta corriente artística desde la perspectiva que ofrece el siglo XXI, planteando una revisión de los mitos que tradicionalmente han definido esta tendencia a través de 103 obras procedentes de las más destacadas instituciones internacionales.

Andy Warhol, con veinticuatro piezas, y Roy Lichtenstein, con diez, son parte fundamental del recorrido, en el que también se pueden contemplar icónicas obras de figuras fundamentales del movimiento como Robert Rauschenberg, Tom Wesselmann, Gerhard Richter, Richard Hamilton, Équipo Crónica, Ronald B.Kitaj, Alex Katz, Roger Jeffs, Jasper Johns, Peter Blake, David Hockney o Tom Wesselmann.

En este recorrido se ha querido mostrar, por una parte, lo más primitivo del movimiento, sus orígenes en Gran Bretaña, su explosión en Estados Unidos y sus manifestaciones en Europa, y por otra medirlo con la historia del arte y ver cómo le influyó la tradición artística.

El visitante también podrá apreciar cómo esas míticas imágenes, en su aparente superficialidad, esconden un irónico y devastador código de percepción de la realidad. “Si hubiera que limitarse a un solo rasgo para definir el pop art, este sería quizá la asunción de la publicidad y los cómics, el cine y la televisión al recinto del arte”. Así lo considera Guillermo Solana, director artístico del Museo Thyssen de Madrid, para quien los artistas pop no solo adoptaron como tema las imágenes de los medios de masas, sino que imitaron su aspecto mecánico, reproducido, estandarizado y comercial.

Transformación para revivir. Tanto los partidarios del nuevo movimiento como sus detractores vieron en todo esto la realización de la profecía de la muerte del arte, con Warhol en el papel de verdugo.

La exposición revela que esa supuesta “muerte” fue en realidad una transformación para sobrevivir. No fue una rendición, sino un contraataque. “Amenazadas en su misma existencia por los medios de masas, la pintura y la escultura se defendían, se vengaban de ellos devorándolos y asimilándolos”, según Solana, para quien la pintura pop recondujo las imágenes de los nuevos medios de masas hacia los viejos géneros: el retrato, la naturaleza muerta, el paisaje, la pintura de historia, el desnudo… Y a estos géneros está dedicada la exposición, en la que Paloma Alarcó, su comisaria y jefe de Conservación de Pintura Moderna del Museo Thyssen, hace que el pop aparezca como un retorno a la tradición artística y a la vez como una revisión de la misma.

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