El arte y la filosofía del ikebana

 El arte y la filosofía del ikebana

POR CLARA SILVESTRE
El arte japonés conocido como Ikebana va más allá del simple uso decorativo de las flores y el follaje. En estos arreglos se toma en cuenta especialmente la colocación de cada rama de la planta, su relación entre ellas e incluso el recipiente y el espacio que lo rodea.

El Ikebana es parte importante de la tradición japonesa, y porque no decirlo, de la vida diaria de ese país. Normalmente, las plantas y arreglos son altamente valorados para decorar los hogares, pero muy especialmente en los eventos y festividades especiales.

Esto, porque por ejemplo, el pino que simboliza la eternidad, es preferido en Año Nuevo junto al bambú y ramas de flor de chabacano; los lirios japoneses, los cuales simbolizan la fuerza masculina, se utilizan el 5 de mayo en ocasión del Día del Niño. Así también, las ramas de duraznos son altamente valoradas en un Festival de las Niñas que se realiza en Japón el 3 de marzo.  

Como explicó el embajador del Japón en el país, Hauro Okamoto, en la apertura de la Demostración de Ikebana organizada por esta embajada, el Jardín Botánico Nacional y la Asociación de Ex becarios de Mombukagakusho, el hecho de que este arte haya trascendido y llegado hasta nuestros días “se debe a que todos los habitantes del mundo guardan un especial sentimiento por la naturaleza, sus plantas, árboles y flores”.

La técnica implementada para la conservación y cuidado de Ikebana determina que la planta debe tener suficiente agua a fin de mantenerse fresca el mayor tiempo posible; para ello se machaca, se hierve y se queman las bases de las varas, aplicándoles algunos químicos. Pero el método más común es cortar las ramas bajo el agua y utilizarlas inmediatamente.

Dentro de lo que se conoce como ikebana contemporáneo se encuentran dos vertientes: morabana y nageire. El primero se acomoda en un recipiente hueco con una agarradera de punto de aguja, el segundo se arregla en un florero alto siguiendo algunos pasos para mantener las ramas en su lugar. Es importante señalar que todo parte de la forma en que se verán las plantas en su entorno natural.

La palabra ikebana se traduce como el arte japonés del arreglo floral. Para realizarlos se pueden utilizar frutas, semillas, flores, viñas, hojas, pasto, bayas y plantas secas. 

Las profesoras encargadas de la demostración:

Lilian Iia

Maestra de Ikebana, su nombre profesional es Yurika. Inicia sus estudios de Ikebana en la escuela Ohara en Oklayama, Japón. Desde 1986 estudia el arte Sogetsu en la ciudad de México, es socia activa de Ikebana Internacional Capítulo 228, México. Pertenece a la asociación desde 1989, ocupando la presidencia en el período 1994-1995.

Ha realizado exposiciones anuales colectivas con sus alumnos y exposiciones y talleres en El Salvador. Actualmente continúa profundizando sus estudios en Japón, en  las escuelas de Ikebana Ohara y Sogetsu.

Toshico Kano

Maestra de Ikebana Sogetsu. Es miembro de Ikebana Internacional, Capítulo 228, ocupando la presidencia de dicho organismo desde el 2005-2006. Ha realizado demostraciones de Ikebana para la Embajada del Japón en México, por varios años consecutivos, en la celebración de la Semana Cultural.

Participa en seminarios, exposiciones, demostraciones para diversas instituciones de la ciudad de México.

Cómo determinar la antigüedad de un tapiz

Siguiendo su evolución podremos comprobar los cambios a lo largo del tiempo; a través de los materiales empleados, sus motivos pictóricos y sus colores, se pueden identificar los distintos períodos culturales por los que ha pasado la humanidad.

Contrariamente a lo que ha sucedido con los elementos del mobiliario de época, el tapiz no ha logrado tener mucho éxito entre la clase media y, a mediados del siglo pasado prácticamente desapareció como elemento decorativo. En los años 30, colocar un tapiz en la pared era signo de estatus, nivel cultural y buen gusto, pero esta moda no tuvo continuación y hoy casi no existe.

En los 60, el tapiz prácticamente desapareció de los hogares como elemento decorativo. Fue sustituido por sus herederos: el kilim y las alfombras. Hoy, no se sabe muy bien el por qué; pero lo cierto es que el tapiz intenta regresar nuevamente al seno de los hogares modernos. Es una pieza que está adquiriendo prestigio y, con toda la fuerza que caracteriza la “moda” impuesta por los profesionales del diseño lucha por hacerse un hueco.

El tapiz regresa al seno de los hogares modernos con nuevas funciones: separadores de espacio, cubre-cama, y tapicería en general pero suelta. Es decir, sólo se pone por encima de las piezas a cubrir, sin pegarse. También seguirá utilizándose en las paredes, pero en este caso cambian los motivos y la forma de colocarse.

Aunque el tapiz nunca llegó a tener una aceptación universal, como han tenido las alfombras y el kilim, a partir del triunfo del modernismo se tendió un puente entre el arte del mundo antiguo y el mundo medieval europeo. Este puente ha quedado representado en los tapices conocidos como coptos (cristianos egipcios) que florecieron entre el siglo III y el XII aproximadamente. Ésta es la técnica que pretenden emplear los nuevos diseñadores para lanzarlo al mercado. Esto significa que, a partir de ahora, antes de comprar un tapiz habrá que conocer su procedencia.

Para determinar la antigüedad de un tapiz y, consecuentemente su valor artístico y económico, ha de fijarse básicamente en dos características: el material empleado en su confección y los motivos que ilustran el mismo. Ambos aspectos le indicarán la época en que fue fabricado e incluso el uso que originariamente se le dio.

Los llamados coptos se tejían con trama de lana sobre urdimbre de lino o seda. Algunos de ellos,  del siglo VII y VIII  han llegado hasta nosotros para mostrarnos los hermosos  brocados que adornan sus márgenes. Con trama de seda se han conservado muy pocos, pero los que todavía están intactos muestran el esplendor de sus primorosos diseños.

La mayoría de los diseños ornamentales de los antiguos tapices coptos se inspiran en los motivos funerarios del culto a Osiris e incluían representaciones de uvas y hoja de vid, además de ánforas para vino. Otros diseños muy característicos son el cazador ecuestre, las figuras de guerreros, de liebres y leones, de personajes mitológicos, de figuras danzantes y de cestos con frutas y flores.

Los motivos de origen cristiano pertenecen a la última época e incluyen figuras de santos, generalmente sobre fondo rojo. Después de la invasión de Egipto por los musulmanes en el año 640, la industria del tapiz copto ha de adaptarse a los temas de los conquistadores y cambia radicalmente los motivos del mismo.

Los diseños del período islámico pueden identificarse fácilmente porque se caracterizan por sus motivos geométricos enmarcados con inscripciones o pájaros. En general abundan los animales y las flores muy estilizados. Desde el siglo VI se tejerían en Siria magníficos tapices adornados con animales y pájaros en estilizaciones de tipo heráldico, casi siempre sobre fondo rojo.

EFE-REPORTAJES

Publicaciones Relacionadas

Más leídas