Miembro de una prestigiosa y prominente familia de abolengo social, moral y profesional, el Dr. Fello Méndez, a la sazón fiscal en ejercicio, fue cobarde y vilmente asesinado la noche del 18 de enero 1962, a raíz del llamado golpe de Estado de Echavarría, que originó casi inmediatamente un contragolpe que decretó la salida definitiva de los Trujillo y sus testaferros.
Siendo apenas un adolescente, nos tocó ser testigo de excepción del multitudinario funeral de Fello Méndez, pues desde el interior de una guagua marca GMC, conducida por un experto chofer apodado “Gracioso” nos dirigíamos a la Basílica de Higüey en una peregrinación con motivo del 21 de enero día de Nuestra Señora de La Altagracia. En la calle Jaime Mota con María Montez se estaba realizando el velatorio del malogrado profesional. Fello Méndez era un joven brillante, de recia personalidad, con gran carisma y cuya elegancia cautivó a las mujeres de la época. Sus funerales se efectuaron en medio del dolor, el llanto y la indignación de toda la sociedad barahonera.
Ya en Santo Domingo (antigua Ciudad Trujillo) el día 19 de enero de 1962, hospedado en el hotel La Fama de la avenida Mella, presenciamos grandes manifestaciones en la avenida Duarte, bajo las consignas “Balaguer, muñequito de papel”.
En horas de la tarde del 20 de enero del mismo año, estando en Higüey escuchamos en el súper popular programa “El informador policíaco” con el Suceso de hoy, que narraba y escribía el locutor Manuel Antonio Rodríguez (Rodriguito), la dramatización magistral del asesinato de Fello Méndez por la emisora La Voz Dominicana.
El Dr. Fello Méndez era hermano menor de Antonio y Nayo Méndez, dos figuras muy admiradas y queridas por la sociedad de Barahona por sus aportes en beneficio de toda la región del llamado lejano Sur y su lucha a favor de la libertad y la democracia. En el caso específico del Dr. Antonio Méndez era una especie de Padre Billini y además estuvo vinculado al Movimiento 14 de Junio.
En el criminal ametrallamiento que segó la vida de Fello Méndez también resultó gravemente herido con un disparo en la cabeza el conocido barbero “Macorís”, padre del actual ministro de Obras Públicas, Gonzalo Castillo. Los demás integrantes del grupo que acompañaban al querido Magistrado resultaron con pequeñas lesiones.
Con la sangre derramada por el Dr. Fello Méndez y sus compañeros se escribió en el lugar del horrible hecho una especie de epitafio que rezaba más o menos lo siguiente: “Beauchamps Javier, la sangre de Fello Méndez no se borra ni con su muerte”.
El tiempo, que parece borra y cura todo, extinguió esa inscripción, pero la historia que es la madre de todas las ciencias condenará ese asesinato y los barahoneros de las pasadas, presentes y futuras generaciones levantarán su memoria.