EFE-REPORTAJES. El escritor cubano Leonardo Padura, probablemente el narrador contemporáneo más popular en su país, confiesa que se ha convertido en otra persona tras dedicar cinco años a una novela sobre la historia de León Trotsky y su asesino, Ramón Mercader, quien murió anónimamente en Cuba, en 1978.
Su serie de novelas policíacas protagonizadas por el detective Mario Conde lo ha convertido en uno de los autores más publicados de Cuba, pero con sus últimos dos libros emprendió un viaje más ambicioso que lo llevó, primero, a los orígenes de la cubanía, y después a investigar acontecimientos fundamentales del siglo XX.
En El hombre que amaba a los perros, publicada en septiembre por la editorial española Tusquets, Padura relata en tres tiempos el exilio y la muerte de Trotsky en México, en 1940; la preparación y ejecución de su asesinato por el republicano español Ramón Mercader; y la historia ficticia de un joven escritor encargado de contar estos sucesos.
La historia de un Trotski ignorado en Cuba, Este libro ha cambiado mi visión de la historia del siglo XX, de la frustración y la necesidad de la utopía, dijo el autor en entrevista con Efe en La Habana, la ciudad que le permite estar en contacto con la realidad cubana y de donde saca la sustancia para su literatura.
Su investigación sobre acontecimientos que van desde la revolución de octubre hasta la desintegración del bloque socialista, para escribir sobre Trotsky, lo llevó a enfrentarse a hechos históricos y políticos que como cubano desconocía. Ahora Padura espera por la reacción de sus compatriotas cuando en 2010 se publique la novela en la isla, y redescubran al Trotsky maldito que aparecía en los libros soviéticos que durante años circularon en las universidades, y sobre el cual la información era muy escasa.
Mientras tanto, ha retomado las aventuras de Mario Conde con un nuevo proyecto que lo llevará de vuelta a la realidad de Cuba, un país que en su opinión ha cambiado muchísimo en las últimas décadas, y donde se están cocinando nuevas transformaciones.
La conmoción de Trotsky y Mercader
El detonante de El hombre que amaba a los perros tuvo lugar hace 20 años, cuando Padura visitó por primera vez la casa de Trotsky en Coyoacán (México) y sufrió una conmoción.
Entonces veía al político ruso como el maldito, el que no tenía historia, el que no aparecía en ningún comentario sobre la filosofía y la historia que se hacía en Cuba en sus años de la universidad.
Volví en dos ocasiones, precisamente por esa conmoción que me había provocado, y siempre pasaba dos o tres horas allí, mirándolo todo, sin idea de que alguna vez iba a escribir algo sobre Trotsky, que para mí era, además, un desconocido, explicó.
En la década de los noventa conoció sobre la estancia secreta de Mercader en un elegante barrio de La Habana, donde pasó sus últimos cuatro años enfermo, totalmente apartado de la vida social y bajo la imagen de un refugiado del franquismo.
Finalmente, hace nueve años, decidió escribir una novela sobre los dos personajes, y comenzó a recopilar una vasta información que, en el caso de Mercader y su estancia en La Habana, le llegó mayormente por vía oral.
Así empezó a escuchar historias como esas que cuentan que los perros de Mercader aparecieron en una importante película del realizador cubano Tomás Gutiérrez Alea (1928-1996), o que los dos hombres utilizaron el mismo bastón en los meses finales de su vida. Muchas de las personas que tuvieron relaciones con él en Cuba no sabían quién era, advirtió Padura, quien todavía está impresionado con las vueltas sorprendentes que tiene la historia. Una de sus anécdotas preferidas sobre la investigación para el libro tiene que ver con la historia que le contaron los médicos oncólogos que trataron a Mercader en los últimos meses de su vida en la isla.
Según el relato, Mercader falleció en La Habana y un día después los médicos cubanos viajaron para asistir a un congreso internacional, donde vieron en un periódico la noticia de la muerte del ejecutor de Trotsky.
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Conde regresa a La Habana
Durante años Padura ha trabajado como periodista, crítico, y guionista, pero fue su invención del cubano Mario Conde lo que le dio fama internacional y premios como el Café Gijón o el Hammett a la mejor novela policíaca.
La serie de Mario Conde consta hasta hora de seis novelas (Pasado perfecto, Vientos de Cuaresma Máscaras, Paisaje de otoño, Adiós, Hemingway y La neblina del ayer) y desde hace años existen planes para su versión cinematográfica.