El asfalto se ha convertido ya en cruz y calvario

El asfalto se ha convertido ya en cruz y calvario

MARIEN ARISTY CAPITÁN

Es la historia de nunca acabar. Una tragedia sepulta a la otra sin que, al parecer, jamás el ejemplo sirva de escarmiento: nadie le teme a la muerte y la reta, cada tanto, en el asfalto que se ha convertido en cruz y calvario.
Las cifras son terribles y demoledoras: 24,537 personas murieron desde el 2005 al 2018, según datos del Observatorio de Seguridad Ciudadana -que coordina el Ministerio de Interior y Policía- y del Observatorio Político Dominicano.
Si dividimos esas muertes entre los 14 años transcurridos tendremos que hubo un promedio de 1,753 víctimas cada año, lo que significa que 146 personas perdieron la vida cada mes, casi 34 cada semana y prácticamente 5 cada día.
Pero 13,855 de esas muertes se produjeron del 2005 al 2012 (casi 1,732 por año) y 10,682 del 2013 al 2018 (1,780 en promedio anual). Los números van en un claro aumento.
Nos es casualidad que la Organización Mundial de la Salud (OMS) reportara en el 2018 que República Dominicana es el lugar más peligroso para conducir en la región o que ocupemos el segundo lugar por más muertes en accidentes de tránsito entre los 182 países de la ONU.
El problema, además, es económico: el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) advirtió que el costo de los accidentes afecta el crecimiento. La Tesorería de la Seguridad Social lo confirma: entre enero y septiembre de 2018 se destinaron RD$621.8 millones al Fondo Nacional de Atención Médica para Accidentes de Tránsito.
La mayoría de las víctimas son hombres jóvenes y chocan por el exceso de velocidad, el alcohol o alguna imprudencia. Es decir, lo que falta es educar.

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