A don Rafael lo vi junto al elevado de la Kennedy con Lincoln, en Santo Domingo. Lo vi en la mañanita y lo volví a ver bajo pleno sol de la 1:00 pm. Tiene 63 años y en su bolsillo un vaso de foam para pedir dinero.

Los dedos de sus dos manos todos amputados, también los de uno de sus pies. Es un anciano, con discapacidad, sufriendo y pidiendo limosnas. Jamás tendrá derecho a un ingreso seguro y digno para vivir. Mientras, las AFP se han ganado para engordar sus fortunas cercanas a los 35 mil millones de pesos, todo esto a costa del pueblo trabajador, de empleados y empleadores, y de nuestros impuestos.

Hoy nos escandalizamos sabiendo por la prensa que aun para quienes cotizan solo les reconocen una pequeña parte de las pensiones de discapacidad y sobrevivencia que se solicitan, y lo que dan es una miseria.

Este saqueo, este abuso en que los grupos más ricos engordan y las mayorías son condenadas a la miseria y al sufrimiento, este cuento de la «libretica» y que «usted es dueño de su dinero», debe acabar.

El país debe exigir YA el fin de este sistema de coger las pensiones y la salud para engordar bancos y empresas financieras. Y que no veamos más a Rafael ni a nadie condenado a la miseria en «la economía que más crece en América Latina».

Las pensiones y la salud dignas, humanas y de calidad son un DERECHO UNIVERSAL.

Si estás de acuerdo firma y comparte la petición en este link:
http://chng.it/ZQrXMjJ4