El auge de las drogas y el papel de los jueces

El auge de las drogas y el papel de los jueces

SALVADOR PÉREZ NÚÑEZ
Desde aquellos tiempos cuando fundamos «Casa Abierta», en los primeros años del 1970, es ahora cuando hacemos conciencia de cómo se ha venido cumpliendo la profecía apocalíptica que propalamos en cada Club-Social Cultural y en cada parroquia que visitamos.

Con pesadumbre y un dejo final de frustración profetizamos sobre el fenómeno de las drogas; que apenas comenzaba en esos años, y de su auge probable si el gobierno o los gobiernos no encaraban con manos duras a los traficantes y se diseñaban programas serios y continuos de prevención, rehabilitación y tratamiento a los usuarios.


No harás injusticias en el juicio
ni favoreciendo al pobre
ni complaciendo al grande,
con justicia juzgara a tu prójimo
Levítico 19:15

Dos de los funcionarios más comprometidos del presente gobierno que luchan contra las drogas, uno en prevención y diseño de política y el otro en represión y control. Se pronunciaron con preocupación y desamparo, antes los hechos acontecidos en los últimos días.

La presidenta del Consejo Nacional de Drogas (CND) doctora Mabel Feliz, lanzó un indignado grito de advertencia, sobre la benignidad de los jueces, que no hacen justicia al concederle la libertad a conocidos narcotraficantes con facilidad, sin importar las pruebas acusatorias de culpabilidad que muestra el ministerio público en cada caso de los implicados.

Cuando el tráfico de drogas se intensifica y se hace voluminoso el dinero que las mueve, es desde luego, cuantioso y una consecuencia de esto es que puede llegar a producir muchos sobornos y muertes.

Los jueces que aplican las leyes y los que son reconocidos en la sociedad como insobornables, tienen que cuidarse de los

abogados defensores y de los narcotraficantes, ya que estos intentan por, todos los medios de denigrarlos como profesionales, siempre que no sean complacidos con sentencias benignas a sus defendidos, como también tienen que cuidarse, de los mismos narcotraficantes que puedan planificar su muerte o la de sus familiares. Pero aquellos jueces corruptos que se inclinan al soborno y son vencidos por el miedo se hacen indignos de ser llamados jueces justos.

Las cantidades de drogas decomisadas son muchas veces un indicador del tamaño del tráfico que está circulando en estos momentos. Cuando la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD), decomisa cada vez mayores cantidades de drogas en los operativos que diariamente realizan, lo hacen atacando todas las modalidades de tráfico que son usadas. Lo que sorprende son las grandes cantidades que son decomisadas en los llamados «Puntos de Drogas Barriales», esto podría indicar que el consumo es alto o el tráfico hacia otros barrios es también grande.

El presidente de la (DNCD) mayor general Rafael Radhamés Ramírez Ferreira es el otro funcionario que se quejó antes la imposibilidad que tiene la institución que el dirige ante la falta de equipos adecuados para controlar el espacio aéreo, el cual es frecuentemente violado por los narcotraficantes así como las aguas territoriales y la frontera con el vecino país de Haití.

La (DNCD) tiene diariamente el gran reto de descubrir dentro de las modalidades más usadas para introducir drogas al país, cuales son las variaciones, que ahora van a ser implementadas. Dentro de las formas más usadas están las drogas que son lanzadas desde aviones al amparo de la noche en cañaverales, presas y en las autopistas del país; las que llegan en furgones camufladas, como mercancías comestible, otra forma son las que llegan en el estómago de las personas llamadas «mulas» y las que llegan en las bodegas de los barcos. Existen otras formas menos conocidas, que son usadas cuando las circunstancias así lo obligan.

La preocupación que la doctora Mabel Feliz tiene por el papel de los jueces, en la administración de la justicia con los narcotraficantes, ella lo hace con el conocimiento que posee sobre la importancia que estos juegan en todo lo que tiene que ver con las drogas en su conjunto.

Los jueces del país se verán trabajando más y más cada día con casos relacionados con las drogas, por lo cual deben tener conocimientos actualizados sobre esta problemática, estudios recientes muestran que el 80% de los presos que están confirmados en las cárceles de los Estados Unidos tienen que ver con asuntos relacionados con drogas, algo que se podría ver aquí si no se toman los correctivos de lugar.

Las instituciones carcelarias muchas veces no ayudan a los usuarios de drogas, sino que agravan el problema, ya que el uso de drogas es visto por los expertos como un caso de enfermedad, donde la reclusión sin fines terapéutico no ayuda. Los jueces pueden cambiar las penas carcelarias por una rehabilitación.

Entender que el uso de las drogas implica tres vertientes que se relacionan con los psicológico, lo orgánico y lo social ha llevado a los jueces en los Estados Unidos a considerar que el mismo papel que hacen las cárceles al recluir al usuario de drogas, esto lo hacen también los programas de rehabilitación y tratamiento, solo que en estos hay propósito definido para el usuario.

Muchas veces pensamos que hacemos una justicia mayor, cuando no solo castigamos la conducta de adicción, sino que también castigamos al individuo. Esto se explica, cuando una madre con un padre, le quema las manos a su hijo, que se roba algo, como un juguete o un alimento. Esto no elimina la conducta de robar necesariamente, pero si crea otras conductas que sus progenitores no quisieron crear. Es tiempo de integrar los programas de reeducación y tratamiento a usuarios de drogas con el sistema judicial.

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