El autismo

El autismo

Ayer se celebró el Día Mundial de la Concienciación sobre el Autismo. Esa es la razón de este “conversatorio”. Los niños tienen una evolución del lenguaje de acuerdo a la edad, de 1 a 6 meses: lloros, gritos, sonrisa social. De los 7 a los 12 meses: los bebés pueden leer los labios y discriminar sonidos, hacen combinaciones de dos sílabas (ta, ma). De 13 a 18 meses: etapa de dos palabras, discurso telegráfico. Más adelante el lenguaje se desarrolla rápidamente y el niño continúa construyendo frases completas. Si esto no se logra dentro de límites racionales, su neuropediatra deberá determinar si hay un problema cerebral que esté retrasando el desarrollo psicomotor y de socialización. Si el niño tiene grandes dificultades para socializar, prefiere el asilamiento, si realiza acciones repetitivas durante largo tiempo, hay que pensar en una variante de autismo. No hay una razón específica que haya podido determinar su origen. Se acepta que hay factores ambientales tóxicos que influyen en los aspectos genéticos. Es una enfermedad muy relacionada con la herencia. Hay algunos genes que se han conectado con la enfermedad. Se presenta en cualquier grupo social, siendo más común en los varones cuatro veces más que en las hembras.
El niño autista severo muestra desde temprano las manifestaciones clínicas. Algunos señalan que desde los 6 meses de edad se pueden diagnosticar. Lo aceptado, es que es a partir de los tres años cuando el niño manifiesta la enfermedad florida. Hay casos muy sutiles, en los que son necesarios más años para determinar lo que se denomina el espectro autista (gradaciones menos severas). Es decir, que hay condiciones de autismo graves, donde el niño no se comunica, es agresivo con todo el mundo, no habla o lo hace con monosílabos, con acciones repetidas todo el día, vive su mundo interior. En condiciones más benévolas, se manifiestan solo con una discreta “incomunicación” social, prefieren la soledad.
Todo variará de acuerdo a la severidad del caso. Hay condiciones en las que hay significativa idiocia, con la incapacidad de ninguna socialización, con conductas violentas. El caso intermedio es el niño aislado cometiendo acciones bizarras, sin socialización, logra en ocasiones emitir frases articuladas pero sin la expresión de emoción o de afectos a terceros, vive su fantasía interior. En los casos menos graves, el niño socializa ocasionalmente, pero vive un mundo interior con aislamientos, donde en ocasiones por la presión social del entorno logra articularse a sus labores escolares y familiares.
Hasta el momento no existe un tratamiento que lo podamos definir como exitoso. Todo el manejo tendrá relación con la severidad del problema neurológico. Se reconoce que la intervención temprana en un entorno educativo apropiado, de por lo menos dos años durante la etapa preescolar, puede tener mejoras significativas para niños pequeños con el moderado espectro autista. Todo debe comenzar con programas eficaces, enfocados en el desarrollo de las habilidades de comunicación, socialización y funciones cognitivas. Las terapias conductistas son aceptadas en algunos casos. Pero la planificación educativa centrada en la persona, es el método que hasta el momento ha sido más exitosa.
Las estadísticas son muy variables, algunos plantean que de cada 70 niños varones, uno tiene alguna expresión del espectro autista. Es decir que es una enfermedad más común de lo que uno se imagina. La conducta violenta que presentan los casos graves, es explicada por el daño cerebral a las áreas de las neuronas en espejo que todos tenemos desarrolladas (las mujeres más) y que nos permiten la compasión y la socialización afectiva.
El pronóstico se relaciona con la expresión clínica del problema. La gravedad de cada caso, dependerá de la magnitud del daño cerebral. Los casos severos no tienen ninguna opción de mejoría en la actualidad. Los casos de mediana expresión clínica y mejor aun los que presentan condiciones benignas del espectro autista, tienen con la “educación asistida” una puerta de esperanza para mejorar y lograr una razonable socialización con una integración adecuada a la sociedad. ¡Merecen todos ellos, el mayor respeto como seres humanos!

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