La noticia principal en la encuesta de Penn, Schoen & Berland, surge del dato de que Danilo Medina supera con 10 puntos (52% – 42%) a Hipólito Mejía en la percepción del público de que  será elegido Presidente el 20 de mayo.  Ese hallazgo es notable comparado al supuesto “empate técnico”, hacia el que se pretende inducir al lector, partiendo del hecho de que  Medina supera a Mejía en la intención del voto por un estrecho margen de dos o tres puntos.

El “empate técnico” es un eufemismo inventado por la mercadología política con la finalidad de dejar satisfecho a quien resulta  perdedor. La igualdad matemática es imposible en cuestiones electorales, un ejercicio de abstenciones humanas. Como es imposible también dividir las palabras intención y percepción, términos pertenecientes a los ámbitos filosófico y psicológico, pero tan coaligados, que resulta difícil separarlos rigurosamente. Si la intención es el acto que impulsa una decisión, la percepción es la acción de percibir, por los órganos de los sentidos, todo conocimiento, intención y acto resultado de las facultades de conocer. La percepción consiste en un conjunto de actividades, cuya función es la captación de la información susceptible de ser recibida por los órganos sensoriales, y una primera fase de tratamiento de esta información, que desemboca en una identificación o en una categorización.

Este papel funcional de la percepción hace que esté considerado como un momento, o un componente, del tratamiento de la información y de las actividades cognoscitivas. De manera que, conforme al estudio de Penn, Schoen & Berland, de enero, la mayoría del electorado, 52%, ya está consciente, a menos de cuatro meses de la escogencia, de que Danilo será elegido presidente el 20 de mayo próximo.  Kant describió la percepción como la representación de un fenómeno en el nivel de la conciencia.