El avance del neo-populismo izquierdista

<p>El avance del neo-populismo izquierdista</p>

FABIO R. HERRERA-MINIÑO
Los primeros seis años del siglo XXI están registrando una interesante novedad política en América Latina y el Caribe, cuando la mayoría de los gobiernos pertenecen a partidos de izquierda, que alguna vez coquetearon con el marxismo, pero con la mayoría de edad se volvieron más programáticos, y en un neo populismo de izquierda, se apoderaron del apoyo de millones de pobres latinoamericanos y caribeños, para formar una sólida barrera en contra del capitalismo salvaje al modelo norteamericano.

El gran líder cubano, Fidel Castro, en las postrimerías de su vida, deberá sentirse satisfecho de ver, antes de su muerte, que lo que sembró a partir de 1959, al exportar su revolución al continente y a varios países africanos, se ha consolidado con gobiernos de izquierda, cuyos dirigentes han sido electos democráticamente por sus pueblos, para liberarse de los clásicos políticos desacreditados por su vocación a la corrupción.

La juramentación, el pasado miércoles 10 de Daniel Ortega en Nicaragua, continúa cubriendo a América y al Caribe de un manto rojo, sin los temores de antaño, cuando muchos de los que ahora son presidentes electos o en ejercicio abogaban por el uso de la tea incendiaria o del paredón para justificar sus atrocidades, pero ahora, aprovechando el clima de libre empresa, han llegado con el ropaje de reivindicaciones sociales para distribuir los recursos nacionales, eliminando la concentración en pocas manos de un sector de la población, que nunca llega al 10% de la misma.

Cuando el marxismo se quiso imponer a sangre y fuego en América Latina, después del triunfo de la revolución cubana, todos los conatos acabaron en el fracaso y la consolidación de los militares. Importantes líderes fueron masacrados por los militares de la ocasión donde los casos del Che Guevara, Camilo Torres y de Manolo Tavares repercuten en la mente de todos, por la forma tan inmadura de la inmolación, empujados por enfebrecidas mentes que veían el triunfo marxista a la vuelta de la esquina. No existió la visión política que supiera aplacar los ímpetus de la juventud, en su correcta dimensión, que hubiese evitado esa penosa inmolación de valores latinoamericanos, que hoy en día, fuesen los que cosechasen los que han visto la oportunidad de llevar a sus pueblos a la prosperidad; cansados de la corrupción política.

El neo populismo latinoamericano y del Caribe ha convertido al territorio continental y antillano en un escenario, que influenciado por lo que se vive en Europa y China, proyectan otras dimensiones al desarrollo mundial, en que un Vietnam que derrotó a los Estados Unidos hace tan solo 30 años, se vio prestigiado por la visita del presidente Bush en momentos que en su estrategia política, prefirió darle las espaldas a América Latina. De esa manera se propició el fortalecimiento del deseo de los pobres del continente de modificar sus condiciones de pobreza y más al ver de cómo los chinos comunistas se han convertido en la bujía del desarrollo asiático bajo las reglas capitalistas, pese a que es dominado por un régimen comunista que no admite la celebración de elecciones libres. Pero la apertura de ese gigante asombra a todos y más por la rapidez de cómo se ha convertido casi en el principal mercado mundial de consumo.

Los presidentes de la nueva izquierda latinoamericana y del  Caribe, con la llegada al poder por segunda vez de Daniel Ortega, consolidan su presencia en el continente de forma tal que muchas reglas de juego podrían modificarse en el curso de los próximos meses, incluyendo hasta el tratamiento para el acuerdo del DR-CAFTA. La parsimonia dominicana, y ser remolones para su ingreso, ha sido de ir dando largas a aspectos fundamentales del acuerdo para cumplir con los requisitos de Estados Unidos, postergando por más de un año el ingreso formal. De esa manera se está a la espera de ver qué pasará en el continente, en el curso de los próximos meses, con un Hugo Chávez cada vez más envanecido de sus éxitos y afianzando su liderazgo, apoyado en la riqueza petrolera de su país, que ha servido en los últimos tiempos para apuntalar el triunfo democrático de varios políticos de izquierda, que han asumido el poder en sus países.

El manto rojo cubre al continente y al Caribe. Es hora por parte de la nueva izquierda demostrar que sus luchas y sacrificios no fueron en vano y que sabrán en libertad y democracia conducir a sus países por senderos de desarrollo y de crecimiento, sin pretender volver a ese izquierdismo trasnochado que los hizo fracasar estrepitosamente con la caída del muro de Berlín y la desaparición de la Unión Soviética. China continental, mucho más pragmática, le ha dado el lado humano al capitalismo, logrando distribuir las riquezas en un laboratorio en efervescencia constante, pese a las grandes diferencias y niveles de pobreza en ese inmenso territorio, para permitirle competir con otras naciones con mayor desarrollo.

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