El Bagrícola como atarraya de votos

El Bagrícola como atarraya de votos

En días recientes la prensa nacional recogió unas declaraciones del ex presidente Mejía ante un grupo de agricultores en la provincia de Cotuí. En las mismas, el ex presidente señalaba que “condonaría las deudas de éstos con el Banco Agrícola”. Estas declaraciones generaron un gran revuelo y opiniones de rechazo de líderes empresariales, verbigracia Cesáreo Contreras, representante de la Asociación de Ganaderos, debido a sus nefastas implicaciones.

De hecho, el equipo agropecuario del PRD quiso maquillar esta espontánea salida del guión argumentando que Hipólito no quiso decir que ‘condonaría’, sino que pagaría estas deudas. El ex presidente, sin embargo, a despecho de las recomendaciones de sus asesores ‘hundió más la pata en el fango’ y señaló a boca llena que él expresaba lo que sentía, y ratificaba que le condonaría las deudas a estos agricultores.

Si hacemos honor a la máxima bíblica que reza: “que de la abundancia del corazón habla la boca”, entonces el tema no estaría agotado, sino que tendríamos mucha tela por donde cortar. Lo primero es que quien emite este desaguisado es el responsable de la administración que tiene en su haber la quiebra de tres bancos comerciales -Baninter, Bancrédito y Mercantil-, por lo que estas declaraciones evidencian que no aprendió la lección, y que este comportamiento errático, de ser presidente nuevamente, se enseñorearía sobre la nación. Si estuviera en pruebas nacionales repitiera de curso.

Lo segundo es que, la ratificación de este exabrupto, por parte de Mejía, nos presenta un candidato presidencial obstinado e irreflexivo, que a pesar de que su equipo de asesores lo intentó proteger, con el conocido: ‘donde dije digo, digo Diego’, se empecina en mantener su error. Esto a pesar de que la sabiduría popular y el filósofo Trespatines señalan que ‘quien mete la pata y la saca a tiempo queda bien’. Y, en tercer lugar, y no por esto menos importante, nos muestra una radiografía a cuerpo entero de un candidato que está buscando votos a diestra y siniestra; a todo costo sin importar las consecuencias. Esto, en otras palabras, no es otra cosa que demagogia; simple y pura demagogia. Un vendedor de ilusiones sembrando vientos que agraden al auditorio de ocasión. Lo peligroso para la nación, es que quien siembra vientos cosecha tempestades que ya vivimos una vez con la falta de confianza, el desempleo, la inflación y la devaluación de la moneda nacional.

Si partimos de la ratificación de sus declaraciones, entonces pudiéramos colegir que a pesar de ser un empresario agrícola, no entiende los mecanismos bajo los cuales opera el sistema bancario, y en especial los de una banca de fomento como el Banco Agrícola. Esto así, porque si se condonan las deudas, ¿cómo financiaría el Banco Agrícola las próximas cosechas? Obviamente, que  de esa manera quebraríamos o pondríamos en mayor riesgo un banco que de por sí se mantiene con aportes presupuestales.

Siendo el remedio peor que la enfermedad. Consecuentemente, hayan sido con la mejor intención o con la más deliberada demagogia, estas declaraciones del ex presidente Mejía demuestran una visión  populista de Estado, una materia que debió haber aprendido en el ABC de la administración pública, por la crisis económica que sufrió nuestro país por su gestión de gobierno. ¿Volveremos a chocar con la misma piedra y a caminar para atrás como en cangrejo? Yo espero que no, por el bien de la nación. 

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