El bajo desarrollo democrático de RD

El bajo desarrollo democrático de RD

POR JUAN BOLÍVAR DÍAZ
La República Dominicana volvió a aparecer esta semana en los últimos lugares del desarrollo democrático, de inversión en educación y salud  y en calidad de la gestión pública, en contradicción con el crecimiento económico que sigue registrando y el discurso de modernidad de los gobernantes.

 En el Indice de Desarrollo Democrático (IDD), difundido esta semana por la Fundación Konrad Adenauer de Alemania, el país aparece entre los últimos tres de 18 latinoamericanos que abarca su estudio, resaltándose incluso que registra un retroceso.

 No se había digerido esta evaluación cuando el jueves se difundió el Informe

Anual de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO), donde se afirma que la nación fracasó en mejorar la calidad y el alcance de la educación dentro de los Objetivos del Milenio.

Democracia de bajo relieve
El análisis del IDD difundido por la Fundación Adenauer coloca la República Dominicana entre los últimos tres de 18 naciones latinoamericanas que abarca el estudio sólo ligeramente por encima de Venezuela y Nicaragua, con una puntuación de 2,900 en una escala de 10 mil, muy por debajo del promedio regional situado en 5,114 puntos. Chile, Costa Rica y Uruguay encabezan las mejor valoradas.

 En contradicción con el alto crecimiento económico, es significativo que el país sufrió el mayor retroceso en materia de desarrollo democrático en el informe del 2007, en relación al año anterior, al caer 1,287 puntos, equivalente al 30 por ciento. La siguiente mayor reducción fue la de El Salvador, con un 16 por ciento.

 Aunque el IDD data de 6 años, Dominicana sólo viene siendo evaluada desde el 2004 cuando apareció con 4,631 puntos, cayendo a 3,823 en el 2005, para repuntar a 4,187 en el 2006, antes de la estrepitosa caída a 2,900 en este año. Haití y Cuba no están incluidos en el estudio.

 Este índice es calculado en base a cuatro dimensiones: condiciones básicas de la democracia, respeto de los derechos políticos y las libertades civiles, calidad institucional y eficiencia política, y ejercicio de poder efectivo para gobernar. Presenta resultados de la totalidad y en cada una de estas dimensiones.

 La evaluación se sustenta en informes de diversas fuentes nacionales e internacionales, incluyendo al Fondo Monetario Internacional, Banco Interamericano de Desarrollo, Banco Mundial, Organización Mundial de la Salud, Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), Amnistía Internacional, Freedom House y Heritage Foundation, entre otras. El informe del 2007 se cerró con estadísticas hasta diciembre del 2006.

La peor dimensión
La peor evaluación de República Dominicana se encuentra en la cuarta dimensión, con el indicador titulado «capacidad para generar políticas que aseguren bienestar, donde aparece en el último escalón del ranking de 18 países, con 2,958 puntos, lo que está determinado por el bajo gasto en educación y salud, desempleo urbano y hogares bajo la línea de pobreza.

 En porcentaje del producto bruto interno (PBI) destinado a la educación, el país tiene el más bajo, con 1.8 por y puntuación de 2,500, seguido por Guatemala y Uruguay con 3,611 puntos. Es relevante que Honduras destina el 7.2 por ciento y alcanza el tope de los 10 mil puntos de la escala, Bolivia 9,306 y México 8,056.

 También en el porcentaje del gasto público para salud Dominicana está en el último escalón con 1.4, por ciento del PBI y 2,188 puntos seguida por Guatemala que registra 1.8, con puntuación de 2,813. Lo mismo en desempleo urbano con 2,204 puntos en la escala de 10 mil, seguida por Nicaragua con 3,280, y Panamá y Uruguay con 3,388 puntos.

 En los hogares bajo la línea de pobreza, el país registra 4,075 puntos, lo mismo que Colombia, y sólo mejor que Honduras, Paraguay y Bolivia. Un reciente informe de este mes de la CEPAL estima que el 45 por ciento de la población dominicana vive bajo la línea de la pobreza.  

 En la subdimensión referente a políticas que generan eficiencia económica,   hay un renglón, el de la brecha en el ingreso de los distintos estamentos sociales, donde República Dominicana aparece también con la puntuación más baja, 2,428 puntos. Mejora en endeudamiento con 6,051 y en inversión con 5,017 puntos.

 En cuanto al respeto a los derechos políticos y las libertades civiles, segunda dimensión de la evaluación, Dominicana aparece en el escalón 13 del ranking, por encima de cinco países, con 4,301 puntos, pero 253 puntos menos que en el 2006. Se cae en libertades civiles con 3,333 puntos y sobre todo en condicionamiento de libertades y derechos por inseguridad donde apenas alcanza 1,455 puntos.

 En la tercera dimensión, sobre calidad institucional y eficiencia política, el país aparece en el escalón 11 del ranking, con 4,598 puntos, lo que quiere decir que hay 7 con peores resultados. Aunque registra una reducción de 1,404 puntos, equivalente al 30 por ciento, en relación al informe del 2006.

 La nación alcanza el máximo de 10 mil puntos en la escala en los renglones referentes a elección de jueces y acceso a información pública. En condicionamiento a la prensa libre la puntuación está por encima del promedio con 7,333 puntos. 

Resultados reiterados
Los resultados para la República Dominicana en esta evaluación se inscriben en las tendencias registradas en los últimos años en los informes de diversos organismos internacionales, comenzando por los del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo, CEPAL, Amnistía Internacional y Transparencia Internacional, aunque aparecen  agravados al sintetizar un conjunto de ellos.

 El informe anual de la UNESCO, publicado anteayer jueves en Santiago de Chile, sostiene que el país ha fracasado en mejorar la calidad y alcance de la educación dentro de los objetivos establecidos por las Naciones Unidas para el milenio.

 Estas evaluaciones llegan a tiempo para que los planificadores del gobierno lo tomen en cuenta ahora que están dando los toques finales al proyecto de presupuesto de ingresos y gastos públicos para el próximo año. De hecho en el año que culmina se registra una mejoría en la inversión en salud y educación, aunque todavía falta mucho para alcanzar los niveles reclamados por la opinión pública nacional y los organismos internacionales.

 La campaña electoral ya en curso, donde el gasto social en general, y en particular en educación y salud, estará en el debate, debe contribuir a una mejoría significativa en esos renglones para el presupuesto del 2008. También el hecho de que probablemente en ningún año anterior el país había sido tan desfavorecido en los informes internacionales al respecto.

El presidencialismo 
La presentación del informe de la Fundación Adenauer relaciona «el escaso avance de los últimos años» en su Indice de Calidad Institucional y Eficiencia Política con «la concentración de atribuciones y poder en la figura presidencial y la caída simultánea de las instituciones parlamentarias en las democracias de la región», que se ha ido acentuando en el tiempo.

 «El régimen presidencialista, que caracteriza a las democracias de la región, con el ejercicio del Poder Ejecutivo a cargo de un Jefe de Estado que es al mismo tiempo Jefe de Gobierno, promulga las leyes, dirige la política interna o externa de la nación y nombra a sus ministros y asesores sin interferencia de otros poderes del Estado, ha derivado en excesos que van potenciado la exclusión del Parlamento generando vacíos institucionales que no solo degradan el funcionamiento institucional, sino que, además, abonan el camino de las recurrentes crisis de gobierno y de los procedimientos de excepción que se utilizan para sortearlas», indica.

 El informe se remonta el presidencialismo a los orígenes de las naciones latinoamericanas, a la anarquía y los liderazgos locales que siguieron a la ruptura con Europa, fortaleciéndose con las dictaduras que rigieron por décadas en gran parte de la región.

 Al reivindicar el papel moderador y supervisor que corresponde a los parlamentos, el informe concluye en que «Los sistemas hiper-presidencialistas no sólo alientan un tipo de democracia débil, inestable y de menor legitimidad, en tanto no se respetan las atribuciones constitucionales de cada una de las instancias que conforman el cuerpo institucional de un Estado, sino que además desalientan la impronta democrática volcada a través de la cultura cívica de los habitantes de cada uno de los países».-

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