El Balaguer del coronel Bosch 
Las pugnas entre los generales
Pérez y Pérez y Nivar Seijas

<STRONG>El Balaguer del coronel Bosch</STRONG> <BR>Las pugnas entre los generales <BR>Pérez y Pérez y Nivar Seijas

Tres años atrás fue publicado el libro “Balaguer and the Dominican Military”, escrito por el Coronel retirado del Ejército de Estados Unidos, Brian J. Bosch. El autor sirvió como Agregado Militar de la embajada estadounidense en República Dominicana entre los años 1970 y 1974. Dicha obra es un detallado análisis de las cuestiones militares durante Los 12 años de Balaguer”.

Para esto, el autor utilizó como material de apoyo privilegiado, numerosos documentos desclasificados por los Departamentos de Estado y de Defensa de Estados Unidos. También consultó periódicos y revistas, libros de dominicanos y estadounidenses, así como entrevistó a colegas del MAAG. El resultado de esa investigación es una visión excepcional hacia las interioridades de la Presidencia de Joaquín Balaguer. Muestra la perversa manipulación que el Presidente dominicano hacía de los grupos rivales dentro de las Fuerzas Armadas. Expone también el involucramiento permanente en esas pugnas de los funcionarios de Estados Unidos.

Luego de varios intentos, los derechos para la traducción al castellano de esa obra le fueron concedidos a la Fundación Cultural Dominicana, encabezada por Bernardo Vega, que ahora pone a disposición de los lectores dominicanos bajo el título Balaguer y los Militares Dominicanos.

Resulta notable el juicio que el autor de esta obra ofrece sobre la visión de Balaguer en los asuntos militares.

 Desconfianza militar

Balaguer tenía profunda desconfianza hacia un cuerpo de oficiales que tuviera identidad institucional propia y que pudiera funcionar autónomamente al margen de la Presidencia. Los incidentes de intervención política de parte del cuasi profesional CEFA, fueron amplia prueba para Balaguer de que los líderes militares educados, aquellos que podrían moldear una organización moderna y coherente, podían convertirse en amenazas potenciales para su control futuro del Estado. Así, cuando Balaguer inició su primer periodo de gobierno posterior a la muerte de Trujillo, se embarcó en una clara política de desalentar el profesionalismo dentro de las Fuerzas Armadas.

Enchinchar rivalidades

Desde la toma de posesión de Balaguer el 1º de julio de 1966 y a lo largo de su segundo período de gobierno, 1970-1974, estimuló una profunda rivalidad entre los generales Neit Nivar Seijas y Enrique Pérez y Pérez. El coronel ® Bosch destaca que Nivar Seijas había dedicado toda su energía al retorno de Balaguer a la Presidencia hasta el punto de haber compartido con éste el exilio en Estados Unidos. Suponía, por lo tanto, que una vez llegado al poder, el Presidente lo designaría Ministro de las Fuerzas Armadas. Sin embargo, Nivar y sus seguidores fueron sorprendidos cuando Balaguer, influido por la embajada de Estados Unidos, mantuvo al general Enrique Pérez y Pérez en ese cargo. Para agudizar la frustración de Nivar Seijas, Balaguer lo reintegró al Ejército Nacional con su antiguo rango de Coronel. Lo designó entonces para dirigir el Cuerpo de Ayudantes Militares, un cargo que, en 1966, no tenía gran influencia en el establishment político militar.

A lo largo de la extensa descripción que hace el otrora Agregado Militar en su libro, deja entrever explícitamente la afinidad de los asesores estadounidenses con Enrique Pérez y Pérez, a quien consideraban un profesional militar.

El general de la Embajada

Destaca varios episodios que, según su entender, lo hicieron el preferido de la Embajada de Estados Unidos en Santo Domingo. Describe a Pérez y Pérez como un hombre con habilidad natural para mandar. Había dirigido sus tropas en los sangrientos combates, casa por casa y cuadra por cuadra, durante la Operación Limpieza sin demostrar emoción o vacilación alguna. De ahí en adelante, Pérez y Pérez se estableció ante los asesores militares estadounidenses como el líder de las Fuerzas Armadas.

En contraste, según el autor de la obra, la Embajada consideraba que Nivar no tenía educación militar, nunca había participado en combates y se dedicaba más a los asuntos políticos y a enriquecerse.

El atentado a Imbert

El coronel ® Bosch opina en su obra que el alejamiento de Nivar Seijas del entorno del Palacio Nacional sólo pudo ser posible cuando el general Antonio Imbert Barreras sobrevivió un atentado contra su vida. Se comentó entonces que los trujillistas coroneles Nivar y Marmolejos estaban detrás de la conspiración. En breve plazo Nivar fue oficialmente transferido al mando de la Primera Brigada del Ejército Nacional.

La Banda

También describe cómo, para frenar la escalada de violencia, el general Enrique Pérez y Pérez, con aprobación del presidente Balaguer, creó en 1968 desde la base de San Isidro, un equipo contrainsurgente de sicarios. Su misión específica sería eliminar individualmente a los que consideraban líderes terroristas. El jefe del equipo sería el segundo teniente de la Fuerza Aérea, Joaquín Pou Castro.

Textualmente, en su libro, Brian J. Bosch dice:

El público entendía superficialmente el carácter del general Pérez y Pérez cuando se convirtió en el jefe de las fuerzas de seguridad del país. Su compromiso con el deber, su autodisciplina y su control de las emociones eran comentados entre los que mejor lo conocían. Pero no era de todos conocida su absoluta crueldad.

Siempre de acuerdo con el libro del coronel ® Bosch, con Pérez y Pérez a la cabeza de la Policía Nacional, se iniciaron los preparativos para montar un proyecto antiterrorista. Cerca de 400 jóvenes de los estratos sociales más bajos fueron reclutados para formar el “Frente Juvenil Democrático Anticomunista y Antiterrorista” que, desde el inicio de sus actividades, fue conocido como “La Banda”. El líder nominal fue un antiguo militante de izquierda, Ramón Pérez Martínez, mejor conocido como “Macorís”. El autor de esta obra señala que “La Banda” estuvo en función operacional desde la tercera semana de abril de 1971 y su primer objetivo sería aterrorizar a los izquierdistas en las escuelas públicas y en la Universidad Autónoma de Santo Domingo.

Escandalizada por todos los desmanes de “La Banda”, la embajada de Estados Unidos empezó a presionar al presidente Balaguer para que desaprobara esas acciones. Desde abril hasta agosto de 1971, cerca de 50 personas habían sido asesinadas. Por su impunidad absoluta, daba la impresión de que se convertiría en una institución permanente del gobierno. Esto se vio reforzado cuando el Director General de “La Banda”, Ramón Pérez Martínez (a) Macorís, fue a la televisión el 28 de agosto para acusar a Juan Bosch de ser responsable por la violencia del país. Volvería a los medios para explicar que el grupo anticomunista y antiterrorista era una garantía para la tranquilidad nacional.

El autor del libro reseña que Balaguer se negaba a frenar a “La Banda”. El 28 de agosto de 1971, un reportaje del New York Times describió los desmanes de “La Banda” y el hecho de que el embajador Melloy alertó personalmente a Balaguer de las brutales actividades. Advertía el periódico que esas acciones podrían afectar las actitudes del gobierno estadounidense en relación con la cuota azucarera dominicana. Balaguer ignoró la publicación del NYT pero luego el Washington Post y el Wall Street Journal publicaron artículos de primera página acerca del uso del terror por el gobierno. Estos artículos tuvieron un impacto profundo sobre el Presidente dominicano ya que ponía en peligro la cuota azucarera. Por fin, Balaguer ordenó al general Pérez y Pérez que disolviera “La Banda”. Dos semanas después, República Dominicana recibiría una cuota sustancial de azúcar de los Estados Unidos.

Caamaño

Narra el coronel ® Brian J. Bosch en su libro que para la jefatura militar dominicana el asunto Caamaño era el problema más serio. La posibilidad de un resurgimiento del líder de la lucha contra la invasión estadounidense en 1965 al frente de un grupo armado, era calificada como la mayor amenaza para los intereses de las instituciones militares. Debido a esta gran preocupación, los asesores estadounidenses del MAAG se dieron a la tarea de formar dos agrupaciones con fuerza de Batallón: una en Mao y otra en Constanza.

Hasta donde el coronel Bosch conoce, la única crítica de la operación contraguerrillera dominicana en 1973 fue el informe escrito por él en calidad de Agregado Militar de la Embajada estadounidense. El análisis de esa operación sacó a la superficie los notables fallos de las Fuerzas Armadas dominicanas que podrían significar grandes problemas para el país si tuviera que enfrentar una amenaza más grave que la de 1973.

Sin lugar a dudas, el libro Balaguer y los Militares Dominicanos debe ser lectura obligada de todo aquel interesado en conocer las interioridades del establishment militar-policial dominicano, instrumento fundamental de la violencia criminal de Los Doce Años del presidente Joaquín Balaguer.

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