El Ballet Folclórico de México, por segunda ocasión en SD

El Ballet Folclórico de México, por segunda ocasión en SD

POR CARMEN HEREDIA DE GUERRERO
El Ballet Folclórico de México de Amalia Hernández se presenta mañana y el domingo en el Teatro Nacional. Por segunda ocasión recibimos los dominicanos este maravilloso conjunto, evocando aquella primera vez, cuando en noviembre de 1976, la compañía vino con su mítica directora, Amalia Hernández, hoy desaparecida.

Amalia Hernández ha sido la figura más importante de la danza folclórica de su país, toda la segunda mitad del siglo XX le pertenece. Inspirada en las esencias del folclore y apoyada en las técnicas de danza clásica y moderna, Amalia Hernández supo llevar esta expresión mexicana al más alto nivel estético, y transportarla al escenario de manera espectacular.

Del México colorista y milenario, de ruinas y dioses, colonial y tradicional, de iglesias y revoluciones, de mariachis y serenatas, alegre y bravío, callado y gritón, surgen sus danzas, su ritmo contagiante. Amalia Hernández se nutre de este caleidoscopio complejo y cambiante, para crear su Ballet, y mostrar al mundo desde su particular enfoque, la diversidad de su cultura y la belleza de su folclor. Hoy ella no está, pero su obra continúa, a través de su compañía.

BALLET FOLCLÓRICO DE MÉXICO

Amalia Hernández crea en 1952 su propio grupo, compuesto por ocho integrantes, denominado «Ballet Moderno de México», e inicia sus presentaciones con coreografías creadas por ella. El éxito obtenido con su coreografía «Sones de Michoacán», le mereció el reconocimiento de su comunidad y del Departamento de Turismo, que la invita a llevar su espectáculo a otros países. Ya para su presentación en los Juegos Panamericanos de Chicago en 1959, con una compañía compuesta de cincuenta integrantes, adopta el nombre de «Ballet Folclórico de México», el que obtiene el apoyo oficial, gracias a su profesionalidad. A inicios de la década de los sesenta crea su propia Escuela Folclórica. El conjunto ha merecido numerosos reconocimientos nacionales y extranjeros, constituyéndose en embajada cultural de su país.

LAS DANZAS FOLCLÓRICAS MEXICANAS

La danza, como forma de expresión humana, es una de las manifestaciones estéticas de mayor arraigo y antigüedad en México. Desde tiempos remotos se asocia con rituales, tradiciones religiosas y movimientos artísticos y sociales. El folclor mexicano se divide en dos tipos de danzas: las autóctonas y las mestizas o «folclóricas regionales» Las autóctonas son las que practicaban sus antiguos habitantes, poseen un grado de complejidad ritual, con gran variedad de formas abstractas, significados y símbolos. Son danzas rituales y religiosas.

Las danzas europeas llegadas a México tras la colonización, al mezclarse con las autóctonas dan origen a las llamadas «Danzas folclóricas o mestizas». Estas danzas, a diferencia de las autóctonas, expresan actitudes existenciales, las formas de vida, las ideas morales y religiosas y son en su mayoría alegres, de carácter festivo. Las danzas folclóricas regionales constituyen un patrimonio artístico de sus diferentes regiones, y expresan sus particularidades, dentro de la totalidad.

PROGRAMA

Un atractivo programa presenta el Ballet Folclórico de México, en el que se incluyen sus danzas más importantes. Tendremos oportunidad de ver entre otras:

– La Danza de los Matachines. Sus orígenes se remontan a la España medieval; simbolizaba el conflicto entre moros y cristianos, y fue utilizada para promover la conversión de los indios al cristianismo. Las versiones hispanas e indígenas comparten muchos elementos, pero cada comunidad la interpreta a su manera. De estilo encorvado y pisadas fuertes, la hacen una de las danzas rituales de mayor vigor y vistosidad.

– Jarabe de Tapatío. Declarado baile nacional. Es un género lírico coreográfico, acompañado de música de mariachi, se constituyó en el arquetipo de la música mexicana. En el baile se describe la lucha amorosa, entre el ruego y la pasión del mexicano, y la fuga y la coquetería de la mujer, que se atraen y rechazan hasta el entendimiento final. Incluye estilos dancísticos de las diversas regiones, y de esta mixtura recibe el nombre de Jarabe.

– Danza de los Quetzales. Oriunda de Puebla y Veracruz. Ha conservado sus símbolos astronómicos originales. Los danzantes ejecutan los pasos en forma de cruz, representando los puntos cardinales. El tocado circular y multicolor, alegoría al sol, imita además el ave sagrada de los antiguos mexicanos: el quetzal. El acompañamiento rítmico de flauta y tamboril, guían a los danzantes.

– Danza del Venado. Es la más importante de las danzas de carácter totémico, interpretada en las comunidades de Yaqui y Mayo, en los Estados de Sonora y Sinaloa. Es una danza ritual, la más conocida y de rasgos más puros, en la que el personaje principal es un animal. El danzante no sigue pasos preconcebidos, estos son de libre inspiración e imita los nerviosos y sosegados movimientos del animal. Con pasos marcados, brincados, zapateados y repiqueteados, el danzante hace sonar el par de sonajas, tenabares y pezuñas de venado, con los que está ataviado.

El programa incluye además los números: Fiesta de Tlacotalpan, Chiapas, La Revolución, Guerrero Guerrero, Jalisco y otros de gran atractivo. Disfrutemos de este espectáculo de movimiento, música y color.

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