El banco central de Brasil reafirma su autoridad

El banco central de Brasil reafirma su autoridad

El banco ha estado comprando activamente dólares estadounidenses y actuando en los mercados de derivados, para reducir sus obligaciones en dólares, lo que ha provocado que el real, la moneda brasileña, haya bajado de R$2.18 por dólar EEUU el 7 de diciembre, a R$2.37 doce días más tarde, una devaluación de más de 8%.

¿Qué está pasando? Varios corredores concluyeron que el banco central está actuando para deshacer la apreciación sostenida del real de los últimos tres años -la tasa de cambio era de R$3.50 por dólar al inicio de 2003-, y empezó a aconsejar a sus clientes que está en camino de R$2.50, R$2.60, o más. Muchos revirtieron las posiciones cortas que habían asumido frente al dólar, asumiendo una nueva apreciación del real.

La fuerza del real se ha vuelto cada vez más traumática para muchas empresas brasileñas. Las industrias de ropa y calzado han estado cancelando empleos por miles, en la medida que sus exportaciones han ido perdiendo competitividad. En otros sectores, las multinacionales han estado desplazando su producción de Brasil hacia factorías más baratas en Asia o Europa Oriental.

La presión política sobre el Ministerio de Finanzas y el banco central para que haga algo al respecto, está resultando enorme. Las quejas más altas han procedido de elementos dentro del propio gobierno, de ministros y altos funcionarios de un espectro político amplio. Muchos participantes en el mercado han concluído que Brasil está adoptando la opción argentina, que busca el crecimiento mediante la depreciación de la moneda.

Sin embargo, los que diseñan la política monetaria de Brasil han mostrado repetidamente en los últimos meses que son inmunes a la presión política. Mientras que las muy elevadas tasas de interés de Brasil están en descenso, lo están haciendo lentamente, desafiando los intensos y persistente llamados para que se mueva con mayor rapidez. Algunos economistas alegan que no tendría sentido mantenerse firme en una parte de la política y ceder en la otra. Alexandre Lintz, jefe económico de BNP Paribas, en Sao Paulo, señala: “La dirección [del banco central] siempre ha defendido con firmeza una genuina flotación libre de la moneda”.

Esto nos deja con varias explicaciones posibles. Una es que el banco central ha decidido retirar toda su deuda interna vinculada al dólar ante de que termine el año.

Cuando le queda poco más de US$4 millardos por liquidar, pudiera lograrlo si mantiene la tasa actual de cerca de US$600.0 millones al día. Esto le permitiría al banco central entrar al año de elecciones 2006 libre de deuda en dólares, otra pluma para el gobierno, después de su decisión de la semana pasada de liquidar este mes el remanente de los US$15,5 millardos en préstamos del Fondo Monetario Internacional, que vencen en 2007.

Otra explicación es que el banco central les esté dando una lección a los comerciantes de moneda: que el real no va solo en una dirección. En verdad, cuando el real alcanzó la tasa de R$2.37 el lunes, el banco central redujo el volúmen que comercia y la moneda inmediatamente invirtió el sentido, llegando a R$2.32 durante el martes. Pero esta cuenta tampoco suena en tono con la insistencia del banco central de una tasa de cambio auténticamente flotante.

La explicación más probable es la más prosaica: que el banco central está sacando ventaja de las condiciones favorables que prevalecen para retirar obligaciones vinculadas al dólar, como parte de una estrategia a largo plazo para mejorar el perfil de la deuda pública. En lugar de aspirar a lograrlo a finales de año por motivos electorales, sencillamente continúa con la política actual de manera consistente, si bien oportunista.

Las condiciones que predominan, como bien se sabe, consisten en la mejoría en la cuenta corriente de Brasil, gracias a un auge en las exportaciones motivado por la demanda que encabeza China, y el exceso de liquidez en los mercados globales.

“Es perfectamente racional aprovechar el momento para retirar deuda y mejorar la percepción de riesgo de Brasil”, dice Marcelo Salomón, jefe económico de Unibanco, en Sao Paulo.

De todas formas, algunos economistas sostienen que probablemente haya un elemento de política detrás del comportamiento del banco central. El año próximo es un año de elecciones, y si tomamos al 2002 como guía, las elecciones pueden causar volatilidad en el mercado. Quitarse de encima la deuda más propensa a la volatilidad, como la deuda vinculada al dólar, según Nuno Câmara, analista principal para América Latina de Kleinwort Wasserstein, en Nueva York, pudiera resultar un seguro barato. 

Cualquiera sea la motivación, algunos economistas alegan que es poco probable que el banco precipite una devaluación contínua del real. A pesar del daño que se ha hecho a muchos manufactureros por la fuerza de la moneda, y la caída en el volúmen de las exportaciones, el valor de las mismas está subiendo decididamente, gracias, en gran medida al alto precio de las materias primas. Un índice del gobierno para el precio de las exportaciones, que estaban en 93.3 en enero, alcanzó 103.1 en octubre.

Si esto continúa, será inevitable una nueva apreciación del real.

Dice el señor Cámara, de DKW: “Lo que le decimos a los fondos de cobertura, y lo que ellos nos dicen, es que la moneda se está moviendo en un solo sentido, y que eso es cada vez más fuerte” Cualquiera que esté pensando en acortar el real frente al dólar, debería pensarlo de nuevo.

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