El Banco Central de Troncoso y Wallich

El Banco Central de Troncoso y Wallich

FERNANDO PELLERANO MORILLA
Los principales protagonistas de la creación del Banco Central en 1947 fueron Jesús María Troncoso Sánchez (1902-1982) y Henry C. Wallich (1914-1988). El primero, su gobernador fundador, fue el promotor y el operador político del proyecto de reforma monetaria que logró el apoyo del dueño absoluto del poder: Trujillo. El segundo, fue el arquitecto intelectual que más aportó al diseño de la reforma y de los principios de la conducción de la política monetaria.

De los tres consultores extranjeros que participaron en la elaboración de la reforma, Wallich fue el que más tiempo dedicó en la producción y discusión de los documentos claves y los proyectos de leyes de la reforma. Si bien no poseía el genio creativo de Raúl Prebisch, ni la reputación internacional de Robert Triffin, era el que más había estudiado la dinámica monetaria de las economías caribeñas.

El diseño fue el de un Banco Central moderno, tanto en sus objetivos como en sus instrumentos de política. El objetivo era contribuir a la estabilidad y al crecimiento económico. Los instrumentos eran cuatro: el crédito de corto plazo a los bancos comerciales (adelantos y redescuentos), el encaje legal, las operaciones de mercado abierto (compra y venta de valores) y el manejo de las reservas internacionales. La devaluación del tipo de cambio o el control de cambios eran instrumentos a considerar sólo en circunstancias de emergencia y en forma transitoria.

Wallich, bajo la influencia de las teorías de Prebisch, entendía la dinámica del ciclo de una economía exportadora en términos de la dicotomía entre centro y periferia. Esta dinámica era muy diferente de la norma cíclica de una economía de un país del centro (por ejemplo, Estados Unidos). En éstos la fase de auge del ciclo era generado por un aumento de la inversión (variable independiente), induciendo un aumento del nivel de ingreso y de las importaciones que desequilibraban el balance externo (déficit en cuenta corriente) y el balance interno (inflación). Esto demandaba de las autoridades políticas monetarias y fiscales restrictivas. En las fases de depresión, un bajo nivel de inversión contraía la demanda y por ende, las importaciones y el crédito bancario, resultando un superávit externo y tendencia deflacionista. Procedían entonces políticas expansivas que estimularan el crédito y el empleo.  En resumen, en la conducción de la política anticíclica no había conflicto entre la estabilidad interna y externa. Eran las conocidas «reglas del juego» bajo el Patrón de Cambio Oro de tipo de cambios fijos entre las naciones, que predominaba en ese momento.

Muy diferente era la norma cíclica en las economías periféricas. Allí la variable clave eran las exportaciones; un auge de éstas elevaba el nivel de ingreso, de las reservas internacionales y de la oferta monetaria. Entendía Wallich que con la expansión monetaria, el superávit externo perturbaba la estabilidad interna requiriéndose de políticas restrictivas de control del crédito bancario y austeridad fiscal. En la depresión causada por la caída de las exportaciones, el ingreso se desplomaba y se contraía la oferta monetaria. El peligro de la recesión y la deflación debía combatirse con políticas de expansión monetaria y fiscal. Por tanto, la política anticíclica era la inversa que la de los países del centro.

Los parámetros que pautaban las normas de la política monetaria respondían a esa racionalidad. Algunos de los que fueron consagrados en la primera Ley Orgánica del Banco Central eran:

– Crecimiento anual de la oferta monetaria de más de un 15% o desviación de la inflación interna respecto a la inflación internacional. Estos eran una alerta que llamaba a políticas restrictivas.

– Las reservas monetarias del Banco Central (oro y dólares) debían mantenerse a un 50% de la emisión monetaria (circulante en poder del público más reservas de los bancos). Si éstas caían un 25% en un año debían aplicarse políticas restrictivas.

– Las reservas internacionales del sistema bancario debían mantenerse a un nivel mínimo equivalente al 30% del promedio anual de las importaciones durante los últimos tres años.

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