El Banco Central fomentalista

El Banco Central fomentalista

FERNANDO PELLERANO MORILLA
Antes de la reforma monetaria y bancaria del 1947, en la economía monetaria dominicana reinaba el caos de las papeletas de Santana, de Báez y de Lilís (1844 1899) o el corsé rígido de la dolarización (1903 1947). La creación de un nuevo sistema monetario en ese año produjo una moneda nacional con todos los atributos que debe cumplir el dinero en una economía moderna.

El dinero tiene tres funciones: medio de pago, depósito de valor y unidad de cuenta. A cada función corresponde un motivo de demanda de dinero. Keynes (1936) postuló cuatro motivos de tenencia de dinero: el motivo transacción, el motivo precaución, el motivo especulación y el motivo financiero.

La función de medio de pago está vinculada a los dos primeros motivos, y la función de depósito de riqueza, a los dos últimos.

Desde su inicio el peso oro dominicano, tanto en forma de billetes como de depósitos a la vista o cheques (M1), fue generalmente aceptado como medio de pago. Con el desarrollo del sistema bancario fueron generándose nuevos activos financieros que constituyen parte del dinero en sentido amplio (M2); esto es, M1 más depósitos de ahorro corriente y a plazo fijo y certificados financieros, que sirvieron de depósitos de valor. Contrario al dinero en sentido estricto, los activos constituidos por M2   M1, tienen un rendimiento nominal positivo que depende de la tasa de interés. Un indicador de su desarrollo es la razón o cociente de expansión, que mide el total de M2 dividido entre las reservas monetarias (oro y divisas). Dicho indicador pasó de 3.5 en el año 1948 a 4.8 a fines del 1958. Un nivel moderado de inflación permitió la continuidad de la unidad de cuenta del peso, lo que a su vez facilitó el desarrollo de contratos.

Satisfechos los fundamentos de las funciones del dinero, la existencia de un sistema monetario y bancario pudo extender la fase de auge del ciclo económico. Su característica de generar un mayor nivel de oportunidades de inversión conlleva más demanda de crédito bancario. Si la decisión de los bancos es de prestar para esas inversiones a una tasa de interés más o menos constante, entonces los depósitos bancarios, la producción, el empleo y el ingreso crecen (si los préstamos crean los depósitos). De ahí que el sistema bancario es un factor determinante en la formación de la estructura de la inversión, y por ende, de la composición del producto, por la vía del proceso de préstamo.

Como afirmé en mi artículo del 3 de julio, la política monetaria contaba con los instrumentos para moderar los efectos destructivos potenciales de la fase expansiva del ciclo. Si antes subrayamos el lado contraccionista de la política monetaria ahora quiero resaltar el contenido fomentalista de la reforma monetaria del 1947.

Entre sus políticas activas, el Banco Central debía cumplir una función de fomento a través del estímulo del crédito bancario a los sectores productivos, la creación de instituciones financieras especializadas y el desarrollo del mercado de valores para facilitar el crédito al gobierno.

Para lo primero, la ley le daba a la Junta Monetaria el poder de establecer un sistema de encaje legal múltiple y selectivo según la composición del crédito bancario (ver José Adalberto Arias 1990 y Fernando Periche Vidal 1982). En relación a lo segundo, se crearon una serie de bancos públicos de fomento de segundo piso: el Banco Nacional de la Vivienda eje del Sistema de Ahorros y Prestamos, en 1962, para el fomento de la construcción de viviendas y el financiamiento hipotecario; el Fondo de Inversiones para el Desarrollo (FIDE), operado directamente por el Banco Central, en 1965; y la Corporación de Fomento Industrial (1962), orientados estos dos últimos a la actividad industrial y agroindustrial. En el 1972 se constituyó el INFRATUR, también operado por el Banco Central, para la promoción de la inversión privada en el sector turismo. También se crearon las sociedades financieras de desarrollo en 1966 (Ley 292), y los bancos hipotecarios en 1971 (Ley 171).Y en cuanto a lo tercero, está la creación, en su primera Ley Orgánica, del Fondo de Regulación de Valores del Banco Central.

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