Esta es una de esas iniciativas que no solo merecen ser contadas, sino que despiertan respeto y admiración hacia quienes la realizan. En este caso, detrás de ella está Francis Danae Pérez, un peluquero del sector de Simonico, Villa Duarte, que recorta el pelo gratis a los niños y envejecientes en su único día libre a la semana.
A sus 31 años Francis confiesa que era un chico rudo, recorría Simonico y Los Mameyes sobre una motocicleta y no le temía a la calle, hasta que se enteró que iba a tener a Chany, su primera hija. “Cuando supe que iba a ser padre algo pasó, cambié de pensamientos, vendí ese motor y monté una barbería”.
Y es así como nació “Chanda barber shop”, una peluquería creada para llevar el sustento a su familia, pero que el día que la visitó “Yovanito”, un niño que entró a su negocio, estando sucio, descalzo, con el pelo desaliñado y clamando por algo para comer, cobró otro sentido.
“Tenía la barbería llena de gente, le dije siéntate ahí; cuando terminé con el cliente de turno, lo subí al sillón y empecé a pelarlo y mientras lo iba poniendo “bonitillo” (risas), pensé que en el barrio hay muchos muchachos así, que su mamá no tiene RD$100 para pelada y así inició todo”.
Esa primera experiencia fue hace cuatro meses después de “Yovanito”, y ahora por sus tijeras cada lunes pasan varias personas. “Semanalmente recortamos entre 50 y 60 niños y señores mayores”, calcula.
Desde entonces su día libre, en lugar de irse de bonche con los panas, lo usa para cortarle el pelo, sin cargo, a los niños y abuelos de escasos recursos de su sector.
Suma más tijeras. Motivados por esta hermosa causa, siete peluqueros más de sectores aledaños se sumaron y cada semana montan peluquerías a la intemperie, donde además de un corte de moda le ofrecen a los niños palabras de aliento para que no caigan en los vicios callejeros.
Según explica Danae, gracias a sus colegas, ahora pueden ampliar este servicio y cubrir toda la periferia.
“Ya se ha regado la voz y la gente nos solicita que vayamos a sus calles; hasta escuelas e iglesias nos están invitando”.
La iniciativa tiene pretensiones de consolidarse. De momento, esta historia se conoció públicamente a través de redes sociales, gracias al fotógrafo Hanel Peña, quien inmortalizó con su cámara el servicio que le estaba realizando a un niño, y la aventura, con cientos de visualizaciones en Facebook ya comienza a llamar la atención de organizaciones solidarias.
Eso fue hace dos semanas y de inmediato Jompéame – plataforma de recaudación en línea para causas sociales- ya ha contactado a Francis y su “coro” de peluqueros para idear juntos un plan en conjunto que ofrezca otras soluciones a la comunidad.
“Nosotros queremos que al corte de pelo se le sume al final un bocadillo, un juguete o algo que los haga más felices”.
¿Y a ti, qué te hace feliz? Ver mis tres hijos ahí conmigo repartiendo tickets y organizando la fila, creyendo en mí y en lo que hago para cambiar las cosas en nuestra comunidad.
Valió la pena cambiar. Claro, yo para atrás no miró jamás… En la calle no hay nada bueno, responde sin vacilar.
Sin embargo reconoce que en la República Dominicana es difícil para un joven cambiar, debido a que la sociedad no está dispuesta siempre a dar una segunda oportunidad.
“La gente te juzga sin conocerte y se hace una imagen tuya por la forma en como te vistas o como te ves”.
Aún así este solidario peluquero asegura que se mantiene firme en su nueva vida, llevando como única arma sus tijeras.