El controversial tema del “barrilito”, o Fondo de Transferencia Social que se le asigna a los senadores de la República para invertirlos en actividades de supuesto carácter social, se convirtió en tema de debate en el Almuerzo del Grupo de Comunicaciones Corripio.

Mientras el senador Euclides Sánchez (PLD-La Vega) defendía las millonarias partidas que recibe porque tiene que atender reclamos de cuatro municipios, y de vez en cuando invitar personalidades a las que debe tratar con cierto decoro, algunos periodistas le decían que su rol como legislador no es ese.

“Cómo puedo darle respuesta a mi condición de representante sin tener emolumentos que me permitan ejercer con dignidad mi labor, sin tener que pedirle a un empresario”, dijo Sánchez.

Julio César Valentín (PLD-Santiago), dijo que los legisladores tienen una labor de representantes de sus comunidades, y como tal deben caminar junto a ellas en distintos procesos.

“Así como el vicepresidente de la CDEEE monta un pacto y se reúne con empresarios en hoteles, yo tengo las mesas de consultas ciudadanas para priorizar las demandas de las comunidades.

“Nunca estas manos han dado ni una funda ni una caja fúnebre, pero yo no puedo pedirle eso al de Baoruco.

“Yo prefiero no tener el fondo, pero usted no le puede decir al representante de la comunidad que no dé respuestas a la gente”.

Tommy Galán (PLD- San Cristóbal) dijo que el pecado con el tema del barrilito fue tratar de colocar encima de la mesa lo que se hacía antes debajo de la mesa.

“Lo que se hizo fue transparentar con reglamentos, catálogo de cuentas, áreas de intervención, y una serie de elementos, para que los legisladores tengan labores importantes que redunden en el desarrollo de sus comunidades”.

Galán dijo además que no todo es clientelismo, como creen muchos, o pensar que esos recursos están disponibles en los bolsillos de los legisladores, porque son fondos fiscalizados. “Creo que a veces nos toca jugar el papel de mayor aproximación ciudadana”.