El bello balneario Gellért, joya termal de  Europa

El bello balneario Gellért, joya termal de  Europa

Efe. Reportajes. Junto al río Danubio y en las faldas de la montaña del mismo nombre se encuentra el bello balneario estilo art déco del hotel Gellért una de los destinos obligatorios de los turistas que visitan Budapest, la “capital europea de los baños termales”.

En la parte central del edificio modernista se despliega la piscina más grande, cubierta de baldosas azules y situada en el centro de un atrio al que la luz llega a través de un techo de cristal desmontable, que se abre en los días de verano.

Bañarse en esta piscina, rodeada de columnas revestidas de mayólica, vidrieras, estatuas, y con caños de agua remachados por cabezas de león,  es una experiencia que casi traslada al viajero a un elegante escenario de principios del siglo XX.

Más de dos mil años. Los actores Brad Pitt, Uma Thurman, Jean Reno, el ex secretario general de las Naciones Unidas Kofi Annan,  son algunas de las personalidades que en los últimos años no se pudieron resistir a los encantos de una de las termas preferidas de los budapestinos.

“Desde su inauguración, el baño Gellért refleja cierto ambiente elegante” y en las primeras décadas del siglo XX fue un lugar frecuentado por la nobleza y la aristocracia, explicó a Efe Eszter Szaniszló, subdirectora del complejo.

Hoy no ha cambiado ese carácter elegante y sigue siendo “chic” venir al Gellért, afirmó Szaniszló.

La historia de la utilización de las aguas termales en la ciudad se remonta a unos dos mil años, cuando gran parte de Budapest pertenecía al imperio romano.

“Los romanos conocían y utilizaban las aguas termales con fines curativos, aquí en este mismo lugar”, relató Szaniszló.

Desde aquella época, el lugar se transformó en un centro curativo y el rey húngaro Andrés II, quien gobernó en las primeras décadas del siglo XIII, hizo construir un hospital sobre las fuentes termales, para luchar contra la peste que diezmaba la población.

La primera piscina de olas artificiales.  El actual complejo de hotel y baño, construido en estilo modernista, fue inaugurado en 1918 y en su tiempo contaba con soluciones consideradas pioneras, como por ejemplo la piscina de olas artificiales, primera en el continente y que actualmente está siendo renovada.

El edificio modernista que lo alberga es uno de los símbolos de la ciudad, situado al pie del puente Szabadság (Libertad) que hasta la Segunda Guerra Mundial llevaba el nombre del emperador austro-húngaro, Francisco José.

Servicios.  La doctora Remény Horváth indicó a Efe que el Gellért cuenta con un hospital diurno donde tratan diferentes enfermedades del aparato locomotor, como dolores crónicos de cintura, la llamada “enfermedad de Bechterev” (inflamaciones crónicas en la columna vertebral), entre muchos otros.

“La característica principal de las aguas termales de Budapest es que cuentan con alto contenido de bicarbonato de sodio y calcio”, explicó Horváth,  quien además es subdirectora de los hospitales diurnos de los baños termales de la capital húngara.

De esta manera, el Gellért ofrece servicios hospitalarios para tratar también enfermedades como la gota, reumatismos o males de la columna vertebral.

En la sección de “wellness” (bienestar) las actividades de prevención, como diferentes tipos de masajes, hasta con chocolate.

“Es muy importante que siempre consideremos el estado físico y patológico del paciente”, ya que también hay contraindicaciones, como fiebre, enfermedades contagiosas, insuficiencia cardíaca, el embarazo o el cáncer, recalcó.

Las claves

1.  Beneficios

El agua termal del Gellért tiene una temperatura de 42 grados centígrados y sirve para curar problemas de articulaciones y del sistema muscular.

2.  Asequibilidad

Para los turistas es un lujo al alcance de cualquier bolsillo, pues las entradas oscilan entre los 10  y 16 euros (14 y 23 dólares).

Publicaciones Relacionadas

Más leídas