Hoy se cumplen 200 años del nacimiento del prócer de la Patria, Francisco del Rosario Sánchez y del Rosario, que en un momento dado, a finales del siglo XIX, fue considerado como el Padre de la Patria.
Como todo lo que hizo en su vida por su país, esta fecha apenas se enaltece con opacas celebraciones. Muy distinto a las que se organizaron en el 2013 para el bicentenario del nacimiento de Juan Pablo Duarte. Y es que por su color no fue aceptado inicialmente en la sociedad secreta La Trinitaria. Pero gracias a su inteligencia, tesón y trabajo revolucionario fue superando a los demás miembros fundadores. Ya para 1840 se había convertido en la mano derecha de Duarte.
Sánchez, por su inteligencia natural estudió con ahínco el francés y el latín y emergió como un excelente abogado. La Suprema Corte de Justicia después de 1844 lo autorizó a ejercer la profesión ganándose una elevada reputación de eficiencia y defensor exitoso de sus clientes. Hasta a Antonio Duvergé lo liberó del paredón cuando probó su inocencia. Fue en un juicio basado en las famosas acusaciones al vapor de Pedro Santana. Este era adicto al paredón para liberarse de los jóvenes febreristas de 1844.
Sánchez fue un inquieto ser humano, que aparte de sus afanes libertarios en contra de los haitianos, pudo enriquecer su vida con seis hijos. Eso fue fruto de relaciones con cinco mujeres. Con las primeras cuatro Mónica, María Goyita, Leoncia y Petronila solo nacieron hembras. Y con la última Balbina de Peña procreó a dos varones, Juan Francisco y Manuel de Jesús. El primero de los varones llegó a formar parte de unos de los gabinetes de Lilís y también de Morales Languasco a principios del siglo XX. Su descendencia es muy distinguida y hoy en día forma parte de la sociedad dominicana.
Los afanes organizativos de la separación en contra de Haití convirtieron en 1844 a Sánchez en el cabecilla del movimiento separatista. Fue cuando Duarte, frente la persecución de los haitianos, se marchó al exilio junto a algunos de sus seguidores. Por su parte Matías Ramón Mella estaba en el trabajo conspirativo en el Cibao.
De todas maneras el alzamiento del 27 de Febrero en la Puerta del Conde con el trabucazo previo de Mella en la puerta de la Misericordia llevó a Sánchez a izar la nueva bandera tricolor de la nueva nación. Sánchez había preparado la proclama separatista que fue entregada a las autoridades haitianas de la plaza. Estas abandonaron la plaza días después del trabucazo. A mediados de marzo los haitianos iniciaron sus campañas para recuperar su posesión oriental. Los haitianos con dos ejércitos penetraron al territorio dominicano y fueron derrotados en Azua y Santiago. Pero al mismo tiempo ellos ocuparon definitivamente unos cuatro mil kilómetros cuadrados que fueron reconocidos por el tratado de 1929 y ratificado por Trujillo y Stenio Vicent en 1936.
La consolidación de Santana en el poder después de marzo de 1844 endureció su actitud contra los febreristas de Duarte. Varios fueron perseguidos, encarcelados, fusilados o deportados. Duarte, Sánchez y otros compañeros fueron deportados a Europa y la embarcación en que viajaban algunos de ellos naufragó frente a Irlanda, y desde su capital Dublin, Mella y Sánchez pudieron regresar al Caribe vía Estados Unidos. De vuelta al Caribe, Sánchez se estableció en Curazao, hasta que en 1848 el presidente Manuel Jiménez emitió un decreto de amnistía para que los exiliados regresaran al país.
Sánchez se estableció en la capital para ejercer su profesión de abogado durante la primera administración de Buenaventura Báez. Pudo vivir tranquilo con su familia y ejerciendo una brillante carrera de abogado. Todo duró hasta que Pedro Santana retornó al poder. Ya para 1856 lo habían expulsado al demostrar su oposición a los planes anexionistas. Consumada la anexión, Sánchez con un grupo de compañeros opuestos a la misma, ingresaron por la frontera con Haití a la altura de Hondo Valle. Y en El Cercado fueron emboscados y capturados cayendo herido Sánchez y así mismo fue llevado hasta San Juan. Allí el 4 de julio de 1861 a los 44 años de edad, él y sus compañeros de aventura, fueron fusilados por las fuerzas de ocupación españolas por órdenes de Santana.
Sánchez fue un patriota muy singular y admirable. Sus dotes de mando lo llevaron a convertirse en el líder de la sublevación. Esa capacidad hizo que sus compañeros le dieran el honor de izar la bandera tricolor que se había preparado para la ocasión en la noche del 27 de Febrero. Y en un momento dado fue considerado como el Padre de la Patria.