El BID y la sociedad civil

El BID y la sociedad civil

RAFAEL TORIBIO
El BID, como la totalidad de los organismos de cooperación y asistencia técnica y financiera, reconociendo la presencia y el protagonismo de la sociedad civil, decidió hace ya algunos años darle una participación, que es cada vez creciente, en todas y cada una de sus actividades. Por ejemplo, se acude a la sociedad civil para que haga conocer sus pareceres al momento de elaborar el Programa-País que determinará, después de la aprobación del gobierno, las iniciativas que el Banco financiará durante un período de tiempo determinado.

Se solicita también la participación de las organizaciones de la sociedad civil en la fase de elaboración de proyectos, como también en su ejecución, a través del monitoreo y las auditorias, sobre todo en aquellos de fuerte impacto ambiental o cultural. Los aportes de la sociedad civil en las actividades del Banco son considerados tan importantes que su Directorio aprobó la creación en la Representación de cada país un Consejo Asesor, integrado por representantes de la sociedad civil. Además, se ha establecido una Reunión Regional anual entre autoridades del Banco y de las organizaciones de la sociedad civil de toda América Latina para conocer sus opiniones y recomendaciones sobre temas, estrategias y políticas que serían abordadas y desarrolladas por el Banco.

Recientemente se celebró la V Reunión Regional BID-Sociedad Civil, y quisiera compartir con mis lectores las consideraciones que el Presidente del BID, Don Enrique Iglesias, expresó en el acto inaugural sobre la sociedad civil, su rol junto a otros actores y su participación en las actividades del Banco.

Comenzó su intervención haciéndose estas tres preguntas: ¿A qué se debe el reciente protagonismo de la sociedad civil? ¿Cómo, a partir de este protagonismo, se logra una interrelación adecuada con otros actores? ¿Qué espera el BID de estos encuentros con la sociedad civil?

Afirmó que la presencia de la sociedad civil en los asuntos de interés público no es de ahora. Estuvo presente en muchos de los acontecimientos que condujeron a la recuperación de la democracia en muchos de nuestros países, sustituyendo regímenes autoritarios por democráticos. Lo nuevo, a su juicio, es lo explosivo y amplio de esta participación: en todas partes y en muchos ámbitos. A continuación se preguntó por las razones de esta creciente presencia y participación de la sociedad civil. Aportó como explicaciones de este fenómeno a) las profundas asimetrías en la sociedad actual que junto a posibilidades inmensas de la tecnología para solucionar problemas y crear bienestar, la pobreza, la desigualdad y la exclusión, en vez de disminuir, aumentan; b) la consolidación de la democracia que se está produciendo en cada uno de nuestros países, con una tendencia a ser mucho más participativa sin dejar de ser representativa, propicia la participación individual y colectiva de los ciudadanos, y fomenta la tolerancia, condiciones necesarias para la presencia e involucramiento de las organizaciones de la sociedad civil en los asuntos que les conciernen; y c) los efectos de la globalización aglutinan a grupos diversos de la sociedad civil por los peligros que entienden representan para la calidad de vida presente y futura. A estas tres razones de la rigorosa presencia de la Sociedad Civil señaladas por el Presidente del BID, agregaría yo la crisis de los partidos políticos, que ha reducido su legitimidad y credibilidad, y el achicamiento del Estado y la redefinición de sus funciones, que han representado reducir el contenido y alcance de sus acciones y creando dificultades crecientes para satisfacer adecuadamente expectativas y demandas de los ciudadanos y ciudadanas.

Frente a la preocupación de las relaciones de la sociedad civil con los demás actores, Don Enrique Iglesias, después de reconocer que muchas veces son de tensión, cuando no de enfrentamiento, recomienda que la sociedad civil debe pasar de la protesta a la propuesta, que entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil debe producirse la colaboración y no la confrontación e imponerse una nueva cultura que suprima las sospechas mutuas, reconociendo que tienen ámbitos y funciones de competencia exclusiva, pero también de colaboración, que son los más. La consolidación y el fortalecimiento de la democracia exigen que estos actores, incluyendo a los partidos políticos, se asuman como complementarios.

Concluyó sus reflexiones señalando que si bien es cierto que el Banco Interamericano de Desarrollo es un banco de los gobiernos, los gobiernos representan a los pueblos, razón por la cual el BID necesita relacionarse con representantes de otros sectores, además del gobierno. De ahí la creación de los Consejos Asesores de la Sociedad Civil en las Representaciones del Banco en cada país, las consultas sobre determinados proyectos, estrategias y políticas, y las Reuniones Regionales BID-Sociedad Civil, como la que se acaba de celebrar en Panamá. A la sociedad civil le asiste el derecho, y la obligación, de participar en alianza estratégica con el BID para que sus iniciativas en general, y el financiamiento de proyectos en particular, respondan a los intereses de la ciudadanía, y se ejecuten de manera eficiente y transparente. Particularmente considero que el BID debe comenzar a considerar con mayor apertura que es muy posible que sea más un banco de los Estados, que de los gobiernos, sin dejar de reconocer que el gobierno en cada país es el interlocutor principal, con el poder de decisión, precisamente por haber sido electo para administrar el Estado, pero que a otros actores, por ser partes del estado, como la sociedad civil, le asiste el derecho de hacer saber sus pareceres, y que se tengan muy en cuenta en iniciativas y proyectos que comprometen el presente y el futuro de todos los ciudadanos y ciudadanas.

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